La ambigüedad de genitales, que surge por alteraciones que se dan desde el vientre materno en la formación de los órganos sexuales, es uno de los trastornos más complejos de tratar para los médicos. Si bien pueden ser detectados en el feto o después del nacimiento, cualquier medida para intervenir al paciente debe tener en cuenta muchos factores.
Según Fabián Orozco, cirujano pediatra del Hospital Universidad del Norte, cuando un bebé recién nacido presenta genitales ambiguos, la asignación de sexo debe posponerse hasta entender las causas del trastorno.
En principio, hay que determinar, mediante estudios detallados, si los órganos reproductivos internos corresponden al género femenino o masculino, con el concurso de expertos en pediatría, endocrinología pediátrica, urología pediátrica, genetista, radiología, psicología y trabajo social.
Para entender las causas de este trastorno es necesario analizar su proceso de formación desde la fecundación, así como antecedentes del embarazo: toma de medicamentos, exposición a contaminantes, historia familiar, consanguinidad de los padres, control prenatal y fallecimientos neonatales de embarazos anteriores sin explicación aparente.
Los desórdenes de diferenciación sexual en el recién nacido, explica el especialista, deben considerarse una emergencia clínico-metabólica. «En la mayoría de los casos obedece a la falla de las glándulas suprarrenales que se encuentran en los riñones, lo que aumenta el riesgo de muerte provocada por deshidratación, debido a la pérdida de sodio».
Según el doctor Orozco, el tratamiento de los desórdenes de diferenciación sexual requiere la separación de los conceptos de sexo, identidad, rol y preferencia de género, que no siempre son compatibles.
Cirugía de corrección de genitales ambiguos
En el Hospital Universidad del Norte se realizó una intervención quirúrgica de corrección de genitales ambiguos, a cargo del cirujano pediatra Fabián Orozco, a un paciente de 10 años de edad con diagnóstico de hiperplasia suprarrenal congénita. Se puede presentar tanto en niños como en niñas; alrededor de 1 de cada 4.500 niños nacen con esta enfermedad.
Este trastorno afecta las glándulas suprarrenales que se encuentran en la parte superior de los riñones, que provoca una elevada producción de andrógenos. Esto ocasiona la aparición de características masculinas por sobre estimulación de los cuerpos cavernosos, y se forma un órgano similar a un pene.
El doctor Orozco señala que todos los desórdenes del desarrollo sexual tienen que ser abordados desde diversas perspectivas y disciplinas, empezando por la etiología u origen, psicología, orientación y acompañamiento familiar, así como exámenes físicos, genéticos y hormonales muy rigurosos.
«Es preciso aclarar que hay una gran diferencia entre poseer órganos de ambos sexos y tener un solo sexo determinado», agrega. En el caso del paciente del HUN, se trata de una niña con sus respectivos órganos internos, pero con alteraciones hormonales que repercuten en los genitales externos, lo que da origen a genitales ambiguos.
Las niñas que nacen con hiperplasia suprarrenal, generalmente tienen órganos reproductores femeninos internos normales, es decir, ovarios, útero y trompas de Falopio.
Aunque esta condición es operable a partir de los dos años, si no se controla ni se corrigen las alteraciones hormonales, se pueden presentar con el paso del tiempo otros cambios externos como voz gruesa, aparición temprana de vello púbico y axilar, irregularidad en el período menstrual y crecimiento excesivo de vello facial.
«Lo que hicimos fue asegurarnos de que la fisiología y la psicología de la paciente correspondieran al género femenino, para proceder a realizar la cirugía correctiva y reconstructiva, donde quitamos el falso pene o cuerpo cavernoso, tratando el seno urogenital para que no solo tenga un aspecto adecuado, sino que cumpla sus funciones de evacuación y sexualidad con total normalidad», contó Orozco.
La paciente deberá continuar un tratamiento de por vida con medicamentos y control por endocrinología para mantener el balance en el funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
El cirujano pediatra afirma que siguiendo los controles necesarios y con el debido acompañamiento familiar, la niña podrá tener una satisfactoria vida sexual y reproductiva, así como un desarrollo psicosocial acorde con su rol femenino.
Abordaje psicológico: importante durante el tratamiento
La doctora Vanessa Celedón Medina, psicóloga del Hospital Universidad del Norte, explica que el tratamiento psicológico para un infante que presenta genitales ambiguos implica la exploración, evaluación, diagnóstico e intervención de las dificultades emocionales o conductuales.
Para superar estos trastornos es de vital importancia buscar ayuda profesional, brindar al bebé mucho amor y satisfacer sus necesidades básicas de la manera más pronta en esta etapa.
De esta forma en el niño se estructura una base emocional sólida, segura, que pueda repercutir en un futuro en los rasgos de su personalidad, y así evitar muchos altibajos emocionales.
A través de un diálogo constante y asertivo, los padres ayudarán a resolver o a minimizar sus miedos o conductas inadecuadas.
El momento de lograr definitivamente una identificación de género varía en cada niño, sin embargo, se conoce que hasta los 7 años de edad aproximadamente, es cuando el infante empieza a generar un pensamiento más crítico, o explicativo de por qué ocurren las cosas y empieza a memorizar recuerdos a largo plazo.
Celedón aclara que cada caso es único y se pueden encontrar todo tipo de reacciones. Es normal que se generen sentimientos y pensamientos negativos y hasta contradictorios que intervengan en una inadecuada autoimagen, seguridad, forma de relacionarse con otros niños, entre otros.
Pero también, es posible orientar reacciones positivas y una personalidad bastante estable, basada en la autoestima y la identidad definida, siempre con el acompañamiento familiar.
Nueva clasificación de los desórdenes de diferencia sexual (Infografía)