El Ministerio de Sanidad de Gaza registró 763 personas muertas por fuego israelí en los últimos dos meses intentando coger ayuda de los convoyes de camiones que entran en la Franja, la mayoría de ellos (472) en el cruce de Zikim, situado en el extremo noroeste del enclave palestino.
Desde junio, el Ministerio, que forma parte del Gobierno gazatí de Hamás, registra fallecidos atribuidos a las balas israelíes en tres rutas diferentes por las que entran camiones de la ONU y de otras organizaciones: Zikim (norte), Netzarim (centro) y Rafah (sur).
En Zikim, Sanidad ha contabilizado un total de 472 muertos, en Netzarim 160 y en Rafah 131, desde el 5 de junio hasta el 5 de agosto, según los datos ofrecidos a EFE este jueves.
El día más mortífero fue el 20 de julio, cuando se registraron 86 muertos en Zikim y dos en Rafah, seguido del 17 de junio, cuando Sanidad contabilizó 52 muertos en Rafah, 14 en Zikim y uno en Netzarim.
Según datos de la ONU, entre el 20 de julio y el 3 de agosto el 90 % de la harina, paquetes de alimentos y comida para cocinas comunitarias fueron descargados de los camiones por civiles hambrientos o saqueados por bandas armadas a lo largo de las rutas de los convoyes. Naciones Unidas cifra en 514 los muertos en Gaza, hasta el 31 de julio, tratando de coger comida de camiones.
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Los gazatíes caminan cada día kilómetros para interceptar los camiones en sus rutas. Muchas veces, como ocurre en Zikim, en zonas militarizadas por el Ejército israelí, que según atestiguó EFE en este último punto abre fuego contra los que se acercan a los vehículos causando muertos y heridos.
En las rutas de los camiones, operados por conductores palestinos, también actúan bandas criminales armadas que se hacen con la ayuda para venderla en el mercado negro a precios disparados. Actualmente, un kilo de harina cuesta unos 60 dólares en Gaza.
La Franja de Gaza se encuentra en una situación que roza la hambruna tras casi dos años desde que comenzó la ofensiva israelí, que siguió a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 que dejaron 1.200 muertos.
En estos casi dos años, 197 personas han muerto en el enclave palestino por hambre o desnutrición, la mitad menores, según el registro de las autoridades sanitarias locales.
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La mayoría de las muertes por desnutrición se han registrado durante las últimas semanas, después de meses de bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria por parte de Israel, que controla todos los accesos al asediado territorio.
Entre el 2 de marzo y el 19 de mayo el bloqueo fue total, mientras que el flujo de ayuda es ahora muy limitado e insuficiente, denuncian las organizaciones humanitarias.
Las agencias de la ONU advirtieron la pasada semana de que Gaza enfrenta un grave riesgo de hambruna: más de uno de cada tres habitantes pasa días sin comer, y el resto de indicadores de nutrición han alcanzado sus peores niveles desde que comenzó el conflicto.
Ante esta situación y la creciente presión internacional, las autoridades israelíes anunciaron “pausas humanitarias” de los combates en algunas rutas para permitir a los camiones con ayuda que entran al enclave distribuir la carga, aunque la mayor parte acaban siendo saqueados por la población y las bandas.
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Según las organizaciones humanitarias, deberían entrar un mínimo de 500 camiones diarios (con unas 25 toneladas cada uno) en la Franja. De acuerdo a datos oficiales israelíes, en junio entraban entre 50 y 100 diarios y desde que Israel anunció las pausas, a finales de julio, están entrando alrededor de 200 diarios.
Según Sanidad gazatí, más de 60.000 personas han muerto en el enclave palestino desde octubre de 2023, en una situación denunciada como genocidio por países como Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), una calificación que también han usado organizaciones internacionales e israelíes de derechos humanos.