El llamado a la lucha por la igualdad de género y la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer se escuchó en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, cuando la actriz mexicana y activista de la Iniciativa Spotlight, Cecilia Suárez, intervino en una de las sesiones celebradas en vísperas de la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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'Incapaces de pronunciar palabra cuando nuestros ojos recorren las cifras registradas de agresiones, abusos, violaciones y muerte contra las mujeres en el mundo entero. De tan apabullantes, pareciera que buscan asesinar nuestras palabras. Incapaces de articularse ante el dolor, el horror y la ceguera, que no únicamente continúan, sino que parecen crecer'.
Detener la violencia contra las mujeres es una responsabilidad de toda la sociedad. Es un problema grave que afecta a mujeres de todas las edades, razas, clases sociales y nacionalidades en todo el mundo.
'Nos quedamos afónicas, incapaces de encontrar el verbo o el sustantivo para no gritar, para convertir la rabia y el dolor en una propuesta que conmueva y que convenza. Lo irónico es que no nos queda otro camino sino hacernos siempre de palabras que traduzcan en ideas las vidas cegadas, quebrantadas y rotas de millones de mujeres y niñas'.
En 2017, 87.000 fueron intencionalmente asesinadas. De esas 50.000 fueron por compañeros íntimos, sentimentales o miembros de su propia familia.
'Entonces, volvemos a preguntar, ¿qué se odia de nosotras? ¿La sumisión? ¿La rebeldía? ¿Las preguntas? ¿El hartazgo? ¿La resistencia? ¿A quién se odia en nosotras? ¿A la madre? ¿A la amiga? ¿La hermana? ¿A la esposa? ¿A la amante? ¿O simplemente a cualquier mujer? ¿Por qué se nos odia?'.
{"titulo":"Así era Ana María Serrano, víctima de feminicidio en México","enlace":"https://www.elheraldo.co/mundo/asi-era-ana-maria-serrano-victima-de-feminicidio-en-mexico-1034453"}
La violencia contra la mujer no conoce fronteras, y sus consecuencias devastadoras repercuten en comunidades, familias e individuos.
Este fenómeno insidioso se manifiesta de múltiples formas: física, psicológica, sexual y económica. Las víctimas sufren un daño inmenso, y su bienestar y dignidad son violados.
'Si triunfamos, como las futbolistas españolas coronadas recientemente campeonas del mundo, nos odian. Si fracasamos, también nos odian. Pareciera nuestra condena a un oscuro callejón sin salida, puesto que nada parece mitigar esa rabia sorda, ese odio visceral a las mujeres y todo lo que ellas representan'.
El odio no es una opción y la actriz hace énfasis en ello.
'Pero sépanlo todas y todos: Para nosotras el odio no es una opción. Fuera de toda duda, las mujeres del mundo hemos tenido logros alcanzados con tesón, convencimiento y especialmente, amor y compromiso por la vida, la paz, el respeto y la comprensión de nosotras mismas y de los demás. Hemos hallado todos los caminos, abierto todos los canales de comunicación, todas las maneras de pedir, de exigir, de construir'.
La importancia de detener la violencia contra la mujer radica en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y segura para todos.
Cuando las mujeres pueden vivir libres de miedo y opresión, contribuyen de manera plena y efectiva al desarrollo social, económico y cultural de sus comunidades.
'El esfuerzo institucional está haciendo visibles estos resultados, pero es frágil de cara al mañana, pues depende del convencimiento de quienes tienen en sus manos la necesaria y urgente continuidad de esta iniciativa'.
Las mujeres empoderadas y libres de violencia son más propensas a participar activamente en el mercado laboral y en la toma de decisiones, lo que conlleva a un mayor crecimiento económico y a una sociedad más próspera.
'Por eso las palabras siguen siendo nuestras aliadas más poderosas, las que permiten abrir mentalidades, exponer realidades, manifestar nuestras propuestas, compartir los caminos. Son las palabras las que nos permiten considerar que la educación es un espacio esencial de ese esfuerzo por transformar los pensamientos y las actitudes que nos esclavizan a todos. Porque el dolor y el quebranto no pertenece únicamente a las víctimas sino también a quienes agreden'.
La educación y la concienciación se revelan como herramientas fundamentales en esta lucha. Desde temprana edad, es esencial inculcar valores de respeto, igualdad y empatía.
Esto no solo transforma mentalidades, sino que también previene la perpetuación de patrones de violencia en las futuras generaciones.
'Una educación pública y privada que como un dique prevenga que las nuevas generaciones adolescentes y jóvenes dejen de considerar que la violencia de género no existe y que los cuerpos y vidas de las mujeres existen para satisfacción de quien quiera emplearlos, objetivarlos y desecharlos. Basta revisar el histórico esfuerzo que hemos hecho en el simple convencimiento de que nuestro cuerpo es solo nuestro'.
'Ni una más', es el grito de todas las que ahora claman justicia por Ana María Serrano, la joven de 18 años que fue asesinada por su expareja en México.
'Me atrevo a considerar, que llegará el día en que las palabras mismas se transformen y compriman mientras las mujeres del mundo emitimos un grito imperecedero que abarque el universo conocido con un Basta ya. Ni una más'.


















