'Sé el cambio que quieres ver en el mundo'. Una frase que a través de los años le acuñaron a Gandhi, pero él nunca dijo, fácilmente podría haber sido dicha o escrita por primera vez por Daniela Arias, una joven barranquillera de 20 años, que cree plenamente que desde la individualidad se puede afectar positivamente a la sociedad.
En el marco del Día de la Tierra vale destacar su aporte al medio ambiente y el de la colectividad a la que pertenece, sin embargo, es casi seguro que este no sería ni la mitad de grande e impactante sin las particularidades de ambos.
Según ella misma se define, siempre ha sido 'una apasionada por la labor social y la construcción de tejido humano en colectivo' lo que ha llevado a ser parte de distintos movimientos feministas en el departamento del Atlántico y es el motivo principal por el que escogió la administración pública como su carrera profesional.
Bajo dicha premisa, también le llamó la atención desde hace algún tiempo, lo que un colectivo identificado como YMCA venía haciendo en el área metropolitana de Barranquilla. Los resultados en equipo que han logrado a través de al menos 40 años en aspectos culturales, salud mental y medio ambiente, hizo que posara sus ojos sobre ellos.
Más allá de un interés y admiración por aquella labor, la cual encontraba similar a su propositivo de vida, Daniela solo terminó perteneciendo al movimiento de una manera fortuita.
'Mi reclutamiento fue de los más curiosos en la historia reciente de YMCA, porque yo iba en un bus para la universidad y justo en ese momento me fijo qué hay una persona con la camiseta con las iniciales del grupo y al acercármele por curiosidad, coincidencialmente era nada más, ni nada menos, que el coordinador del proyecto', aseguró.
Quien mejor para explicarle de qué iban las actividades en el grupo que Harold, un joven que está a cargo actualmente de más de 40 personas en el colectivo. De esa charla amistosa y expositiva, empezó un largo camino de seis meses, el cual recorren todas las personas que desean contribuir en el colectivo antes de que puedan participar activamente de su primera salida a campo.
'Antes de empezar a limpiar playas y recoger la primera basura, nosotros tenemos una preparación interna que nos forma como seres íntegros para que podamos impactar de la mejor manera a las comunidades que habitan en esos sectores', señaló.
Y es que el proyecto Aluna, como han catalogado a las estrategias para liberar de basura las playas de Puerto Colombia y manglares del área metropolitana de la capital del Atlántico, va más allá que los cuerpos de agua estén limpios.
'Nosotros hablamos con los lugareños y les tratamos de transmitir la importancia de hacer un uso adecuado de los recursos y les explicamos cuál es nuestra labor, al punto que algunos se han interesado y han querido unirse de a poco', comenta con la emoción que caracteriza a quien en vez de guardarse lo positivo que le pasa o puede hacer, lo comparte para todos.
Además de participar como todos de las labores que implica cuidar los cuerpos de agua del departamento, al ser fotógrafa aficionada y percibir que a todo lo bueno que había la YMCA le faltaba ser difundido, Daniela se unió al equipo de comunicaciones del colectivo y desde la creación de contenido a partir de los trabajos del grupo, ha obtenido otra mirada de los procesos.
'Ellos al estar delante de la cámara no se imaginan lo que puede llegar a generar su sonrisa de satisfacción por hacer lo correcto', expresó con las emociones a flor de piel, para redondear asegurando que 'esos momentos son los que me recargan para seguir día a día con el propósito de entre todos cuidar nuestro medio ambiente'.
Eso mismo intenta transmitir a todas las personas que navegando por sus redes sociales, se encuentren una publicación del voluntariado al que pertenece. 'Lo que le vendemos a los interesados, es la realización de buena obras por medio de la unión'.
Por el momento, la joven de 20 años seguirá reuniéndose cada sábado para socializar junto a los otros jóvenes que integran el proyecto Aluna y las demás iniciativas de la YMCA, para intentar inspirar a propios y extraños, entre otras muchas cosas, a preservar los cuerpos de agua de ml departamento.





















