Con la llegada de las lluvias a Barranquilla no solo aparecen los peligrosos arroyos. Hoy, jóvenes y adolescentes no pierden la oportunidad para enfrentarse con piedra, cuchillo y hasta armas de fuego en barrios como El Bosque, Las Cayenas y Ciudadela 20 de Julio, como quedó evidenciado esta semana.
En un recorrido por estos sectores, vecinos y líderes comunales expresaron a EL HERALDO su preocupación por estas 'batallas campales' que, en la mayoría de casos, son protagonizadas por menores de edad, de 10 años en adelante. Son entre 20 y 25 enfrentamientos los que se registran en diferentes zonas, de acuerdo con la Policía Metropolitana. Una situación que –según reportan– ha 'disminuido' en comparación con lo que pasaba entre 2005 y 2010, cuando había cerca de 80 peleas bajo cada aguacero. Además de los tres barrios citados, la Policía registra este tipo de peleas en Siete de Abril, Santa María y Carrizal; en Lipaya, Malvinas y Las Américas.
Onasis Gómez, edil de la localidad suroccidente y habitante de El Bosque, enfatiza en que el barrio 'está invivible'. Cuenta que los jóvenes apenas notan que el cielo se oscurece recogen las piedras, las amontonan a un lado del parque junto a la Cárcel y, cuando ya tienen suficientes, comienzan con la pelea entre unas cuatro pandillas. 'Este año se ha empeorado todo', asegura.
El Edil dice que el año pasado, con programas distritales como ‘Va jugando’, lograron 'calmar a los muchachos' en este barrio, uno de los más grandes de la ciudad con más de 50.000 habitantes. Ahora, sin embargo, 'es más difícil' llegar a ellos porque 'ya no quieren estar con juegos, sino que les consigan un trabajo'.
'Esto se pudo haber prevenido. Pero el Estado no tiene una política pública específica para atender a estos muchachos como se debe. La estrategia del fútbol no es suficiente, cuando llegan de jugar a sus casas no encuentran comida. Lo que ven es un cuchillo y les da por salir a delinquir', advierte Gómez.
En Las Cayenas, localidad Metropolitana, las peleas son un 'dolor de cabeza' que aqueja, hace más de tres años, a la comunidad, que incluso ha cobrado vidas. Dalia Palacio, presidenta de la Junta de Acción Comunal, pide al Distrito que lleve programas sociales para enfrentar esta situación.
'Lo mejor es que les den trabajo y formación a esos muchachos. Aquí el año pasado teníamos el programa ‘Todo bien por Quilla’, pero este lo han dejado abandonado. Pedimos que regresen. Queremos que el deporte sirva para alejar a los más pequeños de las pandillas', comenta.
Tarea del distrito
El alcalde Alejandro Char afirma que la administración está 'haciendo lo posible' para que los jóvenes tengan futuro mediante ofertas educativas, en primera infancia y educación superior, como el Sena y el programa Universidad al Barrio.
'Si bien es cierto que tenemos problemas de pandillas, como en todas las ciudades, estamos cumpliendo con las inversiones para que ese fenómeno poco a poco vaya disminuyendo. Hay 70 casas de cultura en esos barrios.
Invitamos a nuestros jóvenes y a los padres de familia a que nos faciliten la tarea, que aquí está el Estado', puntualiza Char. El mandatario señala que el 'camino correcto no es tirarse piedra y matarse en medio de una lluvia' e insiste en que, en cambio, los adolescentes salgan a practicar deporte.
'Ahí necesitamos que la familia nos ayude', expresa.
Yesid Turbay, director del Fondo de Seguridad del Distrito, lamentó que estos enfrentamientos sean 'una costumbre generalizada' en Barranquilla, y ciudades como Cartagena o Sincelejo. El funcionario anunció que la Alcaldía trabajará en todos estos barrios con la comunidad y los jóvenes.
'No se ha bajado la guardia. Tomamos las lecciones del éxito del programa ‘Va Jugando’ (que funcionó hasta el año pasado) y las aprovechamos para enfocarnos no solo a los jóvenes, en conflictividad, sino con todos. La idea es que no sea solo fútbol, sino que practiquen otros deportes', comentó Turbay.
Del juego a la pelea
El mayor Carlos Gamboa Ruiz, jefe de Prevención de la Policía Metropolitana, contó que los enfrentamientos han sido costumbre en la ciudad desde los años 80 y 90, aunque entonces tenían otro propósito: que fuese un juego.
Recordó que algunos jóvenes se tiraban a los arroyos que podían y otros se lanzaban bolsas de bolis. 'Pero todo eso empezó a transformarse a finales de los años 90, porque ya se arrojaban era hielo y de ahí pasaron a las piedras', revela.
Gamboa sostuvo que, tras este fenómeno, comenzaron a trabajar en programas como ‘Jóvenes a lo Bien’, en alianza con el Sena, para 'mitigar esta situación'. Los resultados –dijo– se comenzaron a ver hacia 2010. 'Podemos decir que antes había enfrentamientos y siempre había un muerto, ahora llevamos dos años donde no han ocurrido más muertes', indicó.
El oficial descartó que puedan denominarse pandillas a estos grupos de jóvenes porque 'no tienen la criminalidad que muchos creen'. Explicó que toman los enfrentamientos como 'una diversión', más que una situación de odio entre ellos.
'Sabemos de eso, pero muchas veces no les seguimos el juego porque a ellos les gusta tirarle piedra a los Policías y al Esmad. Salir corriendo y después volver. Lo que estamos haciendo es tratando de quitarles sus armas, conducirlos a la UPJ (Unidad de Prevención y Justicia) y trabajar desde la parte social, desde sus necesidades', precisó Gamboa.
Buscar soluciones
Aseguró el oficial que tienen dos problemas cuando se presentan las lluvias para atender estos casos: el primero son los arroyos, que les afecta la movilidad. Lo segundo es que prefieren 'evitar el choque' porque terminan heridos de parte y parte. 'Si lanzamos gases pueden afectar a los vecinos. Tratamos de hacer costo beneficio, es una situación muy compleja, pero ahí estamos. Por eso trabajamos en lo social, para prevenir'.
El mayor pidió que haya 'voluntad de todos', especialmente de padres de familia y jóvenes, para que 'verdaderamente tomen conciencia' de lo negativa que es esta práctica. 'Nosotros sembramos en ellos, pero vuelven y caen en la mala costumbre de lanzarse piedras'.
Anunció que la Policía Metropolitana estudia la creación de unos 'escuadrones con trajes especiales' que les permitan llegar a las zonas de riesgo para 'evitar que se enfrenten'. 'No queremos ser actores del conflicto, lo que tenemos que hacer es llegar, escucharlos y seguir reduciendo esa conducta, que ha bajado pero nos falta más trabajo y apoyo', manifestó.
Choques con armas hechizas junto a la Cárcel El Bosque
Con piedras y armas hechizas en mano, grupos de jóvenes se enfrentaron el lunes en los alrededores de la Cárcel de El Bosque. En un video aficionado quedó registrado cuando, al menos, 15 adolescentes corrían bajo la lluvia y uno llevaba un arma. Roberto Cassis, presidente de la Junta de Acción Comunal, aseguró que esta situación 'empeora con las lluvias', pero que 'casi a diario' ocurre. El parque que fue inaugurado en junio por la Alcaldía se ha convertido en un problema para la vecindad.
'Creíamos que iba a ser una solución social, pero ha sido un dolor de cabeza', dice. En la esquina de la carrera 8 con calle 76, las familias de la localidad Suroccidente que viven en sectores aledaños a la Cárcel El Bosque tienen el parque La Virgencita, con 2.524 metros cuadrados. El Distrito invirtió $818 millones. Afirmó que cerca de cinco grupos de jóvenes, 'con niños de 10 años en adelante', incluyendo mujeres, se citan por Facebook para pelearse. 'Uno hasta se entera de cuándo se va a formar la murga, como ellos dicen. Esto es un problema de padre y señor'. Cuando llega la lluvia aparecen 'como hormigas' para enfrentarse entre ellos. 'Exigimos que dejen cuatro policías fijos en este parque, para evitar que esto siga ocurriendo.
Lo único que no hemos permitido es que nos saqueen los negocios o las casas. Pero al que pasa, lo atracan'. El líder comunal Alexis Castillo consideró que este problema es uno de los 'más graves del barrio'. 'Ya están sacando armas artesanales, cuando llueve como que se animan'. Reconoce que el parque 'es una necesidad', pero enfatizó en que hace 'falta la seguridad'. 'Esperamos –dijo– que la Alcaldía cumpla la promesa de retirar la cárcel, que ha sido un estigma para el barrio. Queremos ver el Ejército por acá, para que eso no siga ocurriendo'.
Tres grupos se enfrentan en la Circunvalar, en Las Cayenas
El enfrentamiento de esta semana en la Circunvalar, en el sector de Las Cayenas, ocasionó que un menor cayera a un arroyo. Así fue registrada por EL HERALDO esta pelea, en la que tuvo que intervenir el Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, de la Policía. Solo los gases lacrimógenos pudieron frenar a los bandos enfrentados. La madre del adolescente afectado explicó que el incidente se produjo después de que él le dijera que saldría 'a la terraza a bañarse', con el aguacero del lunes pasado.
'Vio a varios policías que iban persiguiendo a unos hombres que estaban tirando piedras y salió corriendo. Ahí se resbaló y se cayó en el arroyo', alegó. Una vecina contó, sin embargo, que hay tres pandillas, de los barrios Siete de Abril, Los Girasoles y Los Robles, que se enfrentan cada vez que llueve en la vía Circunvalar. 'Usan machetes, chopos (armas artesanales). Es muy peligroso. Esto ya viene ocurriendo desde hace unos tres años y medio', indicó. Con cada enfrentamiento la movilidad de una de las principales vías de la ciudad se ve afectada. 'Los carros no pueden pasar porque les parten los vidrios', denuncia la vecina. La habitante afirmó que han pedido a la Policía que lleguen, apenas noten que se acercan las lluvias, 'pero parece que son insuficientes'. 'Faltan muchos más policías, si no que manden al Ejército y se lleven a los pelaos más grandes. Que los pongan a hacer trabajo social. Hay niños metidos en eso, los están induciendo.
Los de 18 o 20 años son los que los enseñan. Lo peor es que normalmente sale un apuñalado. Y a veces hasta lo dejan tirado, y las autoridades son las que los tienen que llevar a los hospitales', cuenta con crudeza la mujer. Hace más de tres años –recordó la presidenta de la Junta de Acción Comunal, Dalia Palacio– estos enfrentamientos dejaron una persona muerta.
Buses afectados por peleas en la Murillo con Ciudadela
En la calle Murillo, entre carrera 2 y 4, Ciudadela Metropolitana, llegan a enfrentarse grupos de jóvenes de 'otros barrios como Carrizal y Galán', dice un comerciante del sector. Apenas caen las primeras gotas, se 'acaba la tranquilidad' de la zona, donde funcionan numerosos locales comerciales. Los desmanes de los jóvenes, que se enfrentan con piedras y machetes, también afectan el tráfico vehicular y el sistema integrado de transporte masivo Transmetro. La situación dejó esta semana un bus del sistema atacado a piedra. Transmetro, en mensajes a través de sus redes sociales, rechazó el 'vandalismo contra bus del Sistema por enfrentamiento de pandillas frente a Estación Joaquín Barrios Polo'.
Ronald Gordillo, alcalde de la localidad Metropolitana, aseguró que en algunos casos son pandillas las que se enfrentan, y en otras 'son grupos de jóvenes que lo ven como una diversión'. 'Cada vez que llueve salen a tirarse los unos con los otros', expresó.
En noviembre del año pasado, vecinos de la Murillo con carrera 2A también denunciaron que se estaba presentando esta situación. Los afectados narraron que cada vez que caía un aguacero el sector se convertía en un contemporáneo campo de batalla, donde los adolescentes se enfrentaban con machetes y navajas, tal como hoy sigue sucediendo. En agosto de 2014, una riña entre los ‘Panela’ y los ‘Novios Crédito’ cobró la vida de Steven de Jesús García, de 18 años, tras ser impactado por una bala perdida en el barrio Carrizal. El 26 de febrero del mismo año, un niño de 10 fue herido en uno de sus ojos también por un proyectil que nadie sabe quién disparó en medio de un enfrentamiento entre los ‘Solitos’ y los ‘Ratas’, en Siete de Abril.
'Es un estilo de vida'
Jorge Bolívar, sociólogo de la Universidad Simón Bolívar, expresa que uno de los factores que incide en estos enfrentamientos es el hecho de que son jóvenes de estratos socioeconómicos 'en los que confluyen todas las necesidades insatisfechas, incluso el afecto'. Y afirma que en las barriadas 'consideran que la conducta delictiva es un estilo de vida'.
'La ausencia de recursos económicos mínimos; crecimiento y crianza de escasa calidad; ninguna posibilidad de trabajo; ninguna recreación formativa; cero expectativas de futuro; escasa cultura ciudadana cívica, ha sido caldo de cultivo suficiente para la formación criminal. Las lluvias se presentan como una oportunidad, se aprovechan de la soledad de las calles, de la ausencia autoridad policial, la que no va a llegar', opina el investigador.
El docente asegura que 'Barranquilla está creciendo en infraestructura física de manera agigantada, pero la deuda social sigue pendiente'.