En tiempo de pantallas y distancias, en el que las tradiciones se diluyen entre las prisas, Barranquilla –ciudad hecha de música, alegría, espontaneidad y memoria— demuestra, una vez más, que las raíces no se olvidan, se reinventan. Este 31 de octubre, los Cantores Killeros celebran sus 15 años de vida dando un paso importante al trasladar su desfile de las calles del barrio El Golf al Gran Malecón del Río. Una decisión bien pensada que no solo supone un cambio de escenario, también reafirma que el encuentro se ha convertido en patrimonio del alma colectiva de una urbe que siempre descubre poderosos motivos para reír y festejar.

Lo que comenzó como un juego de padres e hijos en las calles del norte de la ciudad, cuando los pequeños pedían dulces al son de improvisados cantos, se transformó en una jornada imperdible para familias y amigos. Bajo la batuta del entrañable Guillermo Rubio, ‘Guillermo Amigo’, odontólogo, poeta y alma de la iniciativa, los Cantores Killeros han hecho del Día de los Niños una curramberísima fiesta de identidad, música y convivencia, en la que no faltan las tamboras, las canciones con sabor carnavalero, las ocurrencias e historias tan nuestras.

Este año, con el inmancable acompañamiento de la majestuosa Banda de Baranoa, dirigida por el maestro Hilton Escobar, el desfile rendirá un merecido homenaje a Shakira, símbolo global del talento barranquillero que conmemora los 20 años de su álbum Fijación Oral y los 30 de Pies Descalzos. El recorrido por la avenida paralela al Magdalena, en el que participarán academias, comparsas infantiles y disfraces del Carnaval, se iniciará sobre las 6:00 de la tarde, desde la estatua de Sofía Vergara, y terminará en el Caimán del Río. Difícil poder encontrar más guiños a la cultura popular de la Arenosa en unos cuantos kilómetros.

Más allá de la música, las canciones o el espectáculo, el valor del desfile de los Cantores Killeros radica en algo más profundo. El espíritu que define este acto cargado de simbolismo cultural nos invita a todos a darle un nuevo significado al 31 de octubre para mantener viva la memoria compartida. Porque una ciudad sin tradiciones es como una casa sin paredes. Y el recorrido —prodigiosa mezcla de lo que somos— celebra el presente, honra la historia y el tejido social vivo de Barranquilla, que es una tierra única en su forma de entender la vida.

En esa melodía colectiva de catrinas, calabazas, marimonditas y monarquía carnavalera, los niños serán protagonistas y los adultos podrán redescubrir su infancia. Y si, como se dice, los primeros años son el patio donde florece la alegría, una tradición tan gozosa como esta actúa como liturgia de la memoria para celebrar lo vivido. Es posible afirmar que en medio de semejante bullicio, al ritmo de un porro o de canciones adaptadas, no existe mejor ocasión para renovar el pacto invisible que nos une a los barranquilleros con nuestra ciudad.

Debe ser por eso que el viaje emocional que proponen los Cantores Killeros crece cada año, a tal punto que en sus quince están listos para ser un desfile de ciudad, con el respaldo de la Alcaldía de Barranquilla y de la empresa privada, en particular de Tecnoglass, que se puso la 10 para darle un impulso a esta recocha nacida del afecto y la creatividad. Hacen lo correcto. Cuando una comunidad se reúne a cantar, a bailar, a celebrar, ejercita la forma más pura de resistencia cultural para construir sentido de pertenencia e identidad. Porque la cultura popular es el hilo que teje cohesión social, solidaridad, la que nos recuerda que las risas compartidas son un lenguaje universal y que el arte es vida. Al final, las tradiciones no son cadenas que nos amarran al pasado, sino raíces que nos soportan en el presente.

En cada niño que cante, en las familias que se gocen el desfile, en el sonido de las carcajadas que la brisa del río extienda por el Malecón, vivirá el alma de una ciudad que en sus gestos de sana convivencia transmite con orgullo herencia, memoria y la alegría de sentirnos parte de una historia común. Sin disfraces ni artificios importados los Cantores Killeros llevan años dándonos lecciones de amor por lo propio, porque la más bonita tradición de todas es reconocernos como una gran familia, así como lo hacemos siempre con nuestro carnaval.