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Mientras seguimos esperando que se lleve a cabo la reunión que programó la Cámara de Representantes de los Estados Unidos para debatir enmiendas a los tratados de libre comercio con Colombia, Corea del Sur y Panamá,

en nuestro país también debemos estar al tanto de un par de temas de suma importancia que estratégicamente el gobierno colombiano debe trabajar de la mano con la empresa para apuntarle a mejorar los índices de competitividad frente a los nuevos retos que nos exigirá el tratado de libre comercio con los Estados Unidos: los trámites y las regulaciones de comercio exterior.

En este mes el Ministerio de Comercio Industria y Turismo, iniciará la implementación de la estrategia 'Regulación Competitiva de Colombia' la cual pretende optimizar los diferentes trámites y facilitar el cumplimiento de la normatividad en el proceso del establecimiento de las empresas; que si bien es cierto su objetivo principal es el de contribuir al crecimiento de la inversión en nuestro país, es un espacio que se debe aprovechar para revisar la tramitología que obstruye las operaciones de comercio exterior y que afectan al desempeño económico de las empresas en Colombia que le apuntan al mercado norteamericano.

Uno de los factores que analiza el Doing Business en su reporte anual del 2011, sobre las condiciones para hacer negocios que poseen 183 economías a nivel mundial, es el de la apertura de un negocio. En este ítem Colombia ocupa hoy en día el puesto 73 dejando en evidencia las falencias que tiene nuestro sistema frente a la optimización de los diferentes procesos y trámites que debe cumplir un inversionista para consolidar un proyecto empresarial.

Teniendo en cuenta que dentro de los diferentes sectores que se revisarán al interior de la estrategia de regulación se encuentra el del comercio exterior, es de suma importancia que los diferentes gremios y empresarios hagan parte del proceso para presentarle al gobierno, no sólo las dificultades que se presentan en al momento de la apertura de un negocio, sino también las condiciones desfavorables en cuanto al número de trámites y al número de días con los que tienen que luchar los importadores y exportadores del país; y que sin duda alguna, más adelante también le afectarán a los nuevos proyectos de inversión en sus diferentes procesos de internacionalización.

En este mismo sentido la sobrerregulación se tiene que revisar al unísono con los trámites y tiempos, puesto que se pudiese caer en un ciclo sin salida en el que uno se daría por la exigencia del otro y viceversa, mientras que las mercancías, las empresas y el crecimiento del país se quedarían esperando. En este punto es importante resaltar que se deben guardar los cuidados respectivos que nos garanticen la seguridad nacional, la calidad y la legalidad de los productos que entran y salen y de los servicios que se prestan, pero siempre pensando en la optimización de los tiempos y de los recursos en aras de incentivar el desarrollo del comercio exterior, no sólo con los Estados Unidos, sino también con nuestros actuales socios comerciales y con los que vienen.

Esta oportunidad no se puede dejar pasar. El futuro de los procedimientos, los trámites y las regulaciones dependerá del criterio y de la experiencia de quienes hagan parte del proceso en la implementación de la estrategia.


Por Mauricio Ortiz
Opinión