En tres días elegiremos a quienes nos representarán en el Congreso, delicada misión determinante para el futuro, hay que escoger bien entre quienes se hayan mostrado firmes en sus principios y convicciones, que no se vendan. Y decidiremos también quiénes serán los candidatos presidenciales.

Aún tenemos tiempo para que en los próximos dos días las campañas costeñas sean alegres. El CNE se ha encargado de convertirlas en aburrida jornada, gradualmente eliminaron lo de la fiesta de la democracia, no hay pregoneras, no hay cánticos ni coplas, no hay variadas y coloridas indumentarias alusivas a los partidos y a los candidatos, la jornada se volvió filas de rostros adustos, sólo falta que exijan que todo el mundo vista de gris para asemejar más a un funeral, los cachacos con su dizque seriedad e imparcialidad eliminaron aquello que por aquí lucía, como siempre debió ser, el propio carnaval democrático.

Tal vez por ésa limitante la campaña de Álex no se ha mostrado lo movida y alegre que hubiéramos querido. Pero aún tenemos tiempo de alegrarla y eso, ¡se hace con votos! Ya con su cachucha comenzó señalando que somos alegres e informales, sí, pero que también somos eficaces y eficientes, como lo demostraron aquí sus ejecutorias, y como lo demostrará a todo el país desde la presidencia. Todos los Caribes y sobre todo los barranquilleros estamos sin vanas excusas obligados a darle nuestro voto, no sólo de gratitud por haber transformado a nuestra ciudad y nuestra mentalidad, sino también por el beneficio de Colombia y de sus olvidadas regiones.

Es que llevamos demasiados años oprimidos por gobiernos andinos instalados en medio de montañas que limitan la visión en contraposición con un mundo abierto y globalizado. Llevamos demasiados años rigiéndonos por personajes lejanos al mar, a nuestra gente y a sus necesidades anhelos y potencialidades regionales; llevamos demasiados años impasibles sólo quejándonos de las cadenas y nunca, como ahora, se nos presenta la oportunidad de votar y con ése voto tomar las riendas de nuestro futuro.

Por ello cobra vigencia aquél eslogan de Ahora o Nunca, pero modificado: ¡Tiene que ser Ahora! No puede repetirse lo de Sourdís hace cincuenta años, que aquí un sector de acomplejados no lo apoyaron movidos por intereses mezquinos. ¡No! Hay que mostrar cohesión, y que nuestro único móvil sea hacer presencia regional para que la nación nos respete y considere.

No importan las encuestas: La única encuesta que acierta es la electoral, que a veces muestran algo, algunas se acercan, otras se pifian, pero ninguna adelanta la realidad. No importa tampoco que Vargas Lleras no se haya lanzado a apoyar abiertamente a quienes aquí lo apoyan, cachaco al fin y al cabo. Sólo importa que, ante la presente y única oportunidad, barranquillero debe votar por barranquillero.

Coletilla personal: Nuestro voto es, obvio, con los mejores: Coalición: Equipo por Colombia, con Álex Char; Senado: Antonio Zabaraín, de Cambio Radical; y Cámara: Armando Zabaraín, del Partido Conservador.  

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