Desde hace algunos meses, el centro comercial más grande de nuestra ciudad empezó a cobrar por el uso de sus parqueaderos. La práctica fue adoptada poco a poco por otros establecimientos, así que, muy pronto, la excepción será encontrar estacionamiento gratuito en esos lugares. La implementación de la medida generó rechazos iniciales, pero con el tiempo los usuarios se acostumbraron y ajustaron su comportamiento. Aunque los centros comerciales son emprendimientos privados que buscan maximizar sus utilidades, la experiencia debe resonar en el ámbito público, donde también es necesario considerar los retornos de inversión. Por eso, puede ser un momento oportuno para plantear nuevamente la conversación sobre el verdadero costo —para todos— que implica el uso indiscriminado del espacio público para parquear en nuestra ciudad, y cómo la administración distrital está perdiendo una oportunidad para financiar acciones que mejoren la movilidad.
Lo he dicho antes: usar el espacio público para parquear un carro no debe ser gratis. Está comprobado que, cuando el estacionamiento no tiene costo alguno para el usuario, se genera un gran incentivo para usar el carro. El costo —mantenimiento vial, congestión, contaminación, etc.— lo terminamos pagando todos, seamos o no propietarios de un vehículo. Por el contrario, cuando estacionar cuesta, el ciudadano también tendrá en cuenta esta variable para tomar sus decisiones de viaje. Quizá, en algunos casos, le resulte mejor ir caminando, compartir su carro o utilizar transporte público; o quizá evite del todo ir a un destino determinado y busque una opción más cercana, liberando espacio en las calles.
El Distrito ha intentado, tímidamente, implementar medidas de cobro por el parqueo en el espacio público, sin que ninguna de las iniciativas llegara a buen puerto. La última vez que se habló del asunto fue en 2021, cuando se anunció la regulación del cobro del parqueo mediante el establecimiento de unas Zonas de Estacionamiento Regulado —ZER—, con parquímetros en sectores específicos. La idea era utilizar esos recursos para mejorar los andenes. Puede que valga la pena revisar el caso de Montería, donde se han implementado las ZER este año con resultados aparentemente positivos.
No sería fácil. Habría, seguramente, muchos detractores y, en los primeros momentos de su implementación, podrían presentarse casos de desobediencia y agresión. Dependerá, finalmente, de la verdadera voluntad y compromiso de las administraciones distritales lograr que la ciudad obtenga ingresos por el parqueo público y que los invierta bien.
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