A Miguel Borja le caben las críticas. Más allá de sus opciones despilfarradas en partidos cruciales, lo que más decepcionó e incomodó a una parte de los hinchas de Junior es la falta de garbo y garra que se le vio en algunos partidos.

Ya sabemos que Borja no es un delantero como Rafael Santos Borré, que cuando no tiene el balón se transforma en un volante de marca y estresa a los jugadores contrarios correteándolos y acosándolos.

Sí, está claro que no es lo que llaman el primer defensa. Pero su actitud en varios momentos no se compadece de su trayectoria y de sus declarados afectos por Junior. Tiene que ser más gladiadora y determinante, mucho más en compromisos trascendentales.

Borja tiene que marcar diferencia en esa clase de partidos. Su desempeño debe ser directamente proporcional a la inversión que se ha hecho en el club por sus servicios. Es claro que todos esperábamos mucho más de él en las  instancias decisivas.

Eso sí, Borja no es el único que tiene responsabilidad en las frustraciones del primer semestre. Eso también está claro. Repito algo que dije en otras columnas: esta base de jugadores viene siendo incapaz de salir airosa en los momentos cumbres de los dos últimos años. Por eso se requieren cambios en el plantel, agregarle más certezas que incertidumbres, más alternativas con desequilibrio e inspiración al circuito ofensivo.

Aparte de las cuestiones reprochables de Borja, su principal reemplazo, Fernando Uribe, se la pasó más en departamento médico que en la cancha. Realmente no se marcó la diferencia que se esperaba teniendo esos dos goleadores.

De todas formas, yo sí mantendría a Borja y Uribe en el plantel. La idea es reforzarse y no empezar de nuevo a armar todo. Sí creo que se debe conseguir una tercera alternativa para el ataque. Ojalá viniera Carlos Bacca. Mejor que sobren buenas opciones. Pero, obviamente, no es fácil costear financieramente esos tres nombres.

Borja tiene 51 goles en 85 partidos con Junior. Solo en el primer semestre hizo 16 tantos (10 en Liga, cinco en Copa Sudamericana y uno en Copa Colombia). Esa es una cifra que el equipo no se debe dar el lujo de despreciar. Hay que señalarle las falencias para que mejore, pero ojalá siga (cuestión que está en veremos porque lo de River continúa vivo aunque parezca quieto), se recupere, se prepare físicamente para 90 minutos de alto rendimiento y aporte lo mejor de él como lo hizo en su primer ciclo.