Todas las personas tenemos derecho a la intimidad personal y familiar a conservar nuestro buen nombre. El Estado debe garantizar este respeto; este derecho está consagrado en el artículo quince (15) de nuestra Constitución Política, catalogado como un derecho humano fundamental de especial protección. Más aún, diría que de especial autoprotección. Las personas que han decidido por su propia voluntad llevar una vida pública deben conservar su buen nombre. El hecho de ser personajes de reconocimiento ante la sociedad les impone la carga de llevar una coherencia entre lo que se representa y su comportamiento en las más mínimas situaciones de lo personal. Dar de qué hablar siendo una figura pública es generar un impacto en la sociedad que está atenta a la crítica y a juzgar sin contemplación alguna los errores o las debilidades de los VIP.
También hay que estar bien desequilibrado para "dar papaya". La tecnología permite a cualquier persona en un instante grabar con un celular un mal momento. Los personajes públicos, artistas, deportistas, intelectuales, políticos y funcionarios están expuestos dentro del ejercicio de sus actividades y fuera de ellas. Son objetivo de toda la sociedad al momento de cometer un acto inoportuno, grotesco o inmoral.
Gran revuelo ha generado en las redes sociales unas fotografías y videos del presidente de la República, Gustavo Petro, caminando por el centro histórico de Panamá agarrado de la mano con una joven mujer. No se ha probado la autenticidad de los videos, pero se especula que la joven es la amante del primer mandatario de los colombianos, y que es una chica transgénero. Esto genera una sana discusión y opinión sobre el tema de la intimidad, que por más derecho humano fundamental que sea considerada, para ciertas personas tiene sus límites.
Las pasiones son inherentes al ser humano, hacen parte de la naturaleza. Algunas son consideradas inmorales, otras rompen con las reglas establecidas. No está bien visto que el presidente de la República tenga amante, así esta práctica se pusiera de moda en gobiernos anteriores según los rumores y relatos. Pero cuando el río suena, piedras lleva o ¡se están ahogando los músicos!
Lo lamentable es que la vida privada de las personas se haga pública y salgan a la luz las pasiones y los comportamientos inmorales, que por naturales que parezcan le hacen daño a la familia y a la sociedad. Es una realidad que nuestro país está pasando por una de sus peores crisis. El cambio de ministros demuestra que el gobierno comete errores, que no tiene un equipo de gobierno, que improvisa, lo cual demuestra la inexperiencia y la falta de credibilidad. La oposición siempre existirá; su justificación es el equilibrio del poder, pero cuando la oposición tiene a su favor los múltiples errores del establecimiento, su labor se hace innecesaria.
Los autogolpes de impopularidad por escándalos de corrupción, división y falta de autoridad que se auto proporciona el gobierno son suficientes para generar una opinión negativa sin mayor esfuerzo de la oposición.