Hasta hace pocas horas nadie imaginaba en Colombia y en el mundo, la posibilidad de observar una fotografía de la reunión de Gustavo Petro Urrego, presidente electo y Álvaro Uribe Vélez, expresidente. Dos genuinos representantes de orillas políticas e ideológicas irreconciliables, contestatarias y repulsivas entre sí, las surreales colombianas: “Izquierda y Derecha” defendidas por sus barras bravas hasta la “muerte” del opositor.
Seguidores que hoy se ven sorprendidos igual que el ciudadano de a pie, por tan inimaginable estampa para la historia, hasta el punto que algunos se sienten manoseados, ultrajados, engañados y traicionados en sus ideales, por quienes más que sus lideres, se convirtieron en sus ídolos y Dioses irrefutables.
Como explicarle a Juan, obrero sindicalizado, que Petro, el luchador contra el establecimiento representado por Uribe, antes de tomar posesión el próximo 7 de agosto, ya se sentó a hacer un “acuerdo” con Uribe su opositor de toda la vida, quien lo mínimo que le dijo fue: guerrillero, bandido, comunista, castro-chavista, etc, pues en su cabeza no lo entiende.
Igualmente, Carmen, profesional empresaria uribista de pura cepa, no entiende como Uribe, a quien Petro calificó en los últimos 30 años de: paramilitar, corrupto, y, responsabilizó de la muerte por falsos positivos, se sienten a hacer un “acuerdo” de gobierno con su archirrival, en su cabeza ilustrada tampoco lo entiende.
¿Lo que está sucediendo es surreal? No, señores es real. Puede tener la siguiente explicación, que solo podrá confirmarse el último día de gobierno del Dr. Petro, antes será imposible y especulativo saberlo:
1.- No estábamos preparados para entenderlo, la guerra solo nos permite abordar el “conflicto desde el conflicto mismo”, no a través del diálogo, amor y el perdón.
2.- Petro es un berraco porque antes de posesionarse como presidente logró, en aras de la paz y de un buen gobierno, una unión política alrededor de su mandato nunca vista por gobierno alguno.
3.- Se trata de la necesidad de unión propia de la clase política colombiana, que como dice “chucho”, el vendedor de empanadas del barrio, “Los burros se buscan para rascarse”. Sin escrúpulos, el fin último son los más altos intereses de su propio patrimonio, razón por la cual los electores están confundidos, considerando que no hay diferencias entre personalidades, partidos e ideologías políticas.
Avizoran que existe su hilo conductor histórico común entre los políticos, que consiste en unirse con sus actos inequívocamente orientados a disfrutar del poder, apropiarse y compartir las mieles del erario.
Entonces, se preguntan al ver la icónica foto “Petro y Uribe surreales”, éste es el “cambio” por el que voté, o éste es el “cambio”, en contra del cual voté, ellos lograron dividir al país esquizofrénicamente, ojalá ahora puedan unirlo.
Yo creo que la foto es real, pero el cambio va mucho más allá de la fotografía, deseo que su explicación esté en los anteriores puntos 1 y 2.