La perenne historia de la concesión de acueducto y alcantarillado del municipio de Soledad se resume en 24 años, ocho alcaldes, nueve otrosíes y cuatro prórrogas hasta el sol de hoy. Y a menos de tres meses, exactamente 77 días, que venza la última de las cuatro prórrogas que se han hecho al contrato en manos de la empresa Triple A desde el año 2001, el panorama sobre el futuro de la prestación de estos servicios públicos esenciales es incierto.

Es por ello que frente a esta situación el Comité Intergremial del Atlántico alertó este domingo sobre el plazo próximo a vencerse sin que se conozca de la apertura de un nuevo proceso licitatorio ni de la decisión de conceder una quinta prórroga en tanto que se surte el complejo proceso técnico, jurídico y financiero que requiere entregar en concesión la operación de los servicios públicos de acueducto y alcantarillado de un municipio de la magnitud de Soledad, cuya expansión territorial y de habitantes ha sido exponencial en las últimas dos décadas.

Conforme a lo que contemplan las normas de contratación en el país, una licitación de este tipo demandaría un tiempo aproximado de 18 meses y a la concesión actual, prorrogada ya cuatro veces, solo le quedan menos de tres meses.

Será materialmente imposible que la Alcaldía, hoy en cabeza de Alcira Sandoval, y el Concejo Municipal puedan hacerlo de aquí al 30 de septiembre. Por lo cual, el escenario jurídico que le podría garantizar a los soledeños la continuación en la prestación de los servicios es la quinta prórroga a Triple A, que entre otras cosas, de no tomarse una decisión en el tiempo establecido, seguiría atendiendo a la mitad de la población soledeña que corresponde a la prolongación de Murillo y todas las nuevas urbanizaciones.

La zona concesionada y que está en riesgo de quedarse sin servicio de no dar una solución es la parte del casco viejo y Soledad 2000, que fue la entregada en el contrato de 2001, y a la que hoy se le suministra el servicio con la planta de acueducto de Barranquilla.

Desde 2018 comenzaron las negociaciones y mesas de trabajo de la Administración municipal con la compañía, previendo que en 2021 vencía el contrato de concesión y, en ese momento, lo que se cuestionaba para extenderlo es que esta no había cumplido con construir una planta de acueducto propia para Soledad.

En este lapso apareció el otrosí #6, que permitió prorrogar por 10 meses.

A día de hoy, de acuerdo con la información recopilada por EL HERALDO, la planta en mención ya fue construida en donde estaba ubicada la vieja planta. No obstante, para ponerla en funcionamiento está en curso la construcción del componente de captación –la barcaza que se construye en un astillero en Cartagena y la tubería de aducción de 7 kilómetros que conducirá el agua del río a la planta y que va en un 70 % de avance–.

Estos pasos se han ido dando a partir de los nueve otrosíes firmados, el último de ellos suscrito en 2024 y que prorrogó el contrato de concesión hasta septiembre 30 del presente año.

En los ires y venires de esta eterna e inacabable historia jurídica, pero también muy política, se abrió una licitación en 2022 para una concesión de 25 años; sin embargo, por los vicios de legalidad detectados entonces se suspendió el proceso y allí fue necesaria la segunda de las cuatro prórrogas, que fue por 2 meses y 14 días, con el otrosí #7; luego vino el #8, por 18 meses, y por último el #9, por 15 meses.

Volviendo a donde empezamos, es increíble la falta de liderazgo, voluntad polítca, decisión, visión y planificación de un municipio que pareciera condenado a no darles soluciones definitivas a los ya complejos problemas y necesidades de sus habitantes.

Va siendo hora, después de tantos años, de que las autoridades de Soledad se pongan a trabajar pensando en su gente y no en los cálculos políticos. Hoy la responsabilidad está en manos de Alcira Sandoval y los 19 concejales elegidos por los ciudadanos, pero esta historia lleva más de dos décadas. A ponerse serios y planificar desde ya lo que harán con el servicio de acueducto y alcantarillado, porque no pueden seguir apelando a las prórrogas indefinidamente para apagar los incendios. Esa gabela también se agotará, no es infinita.