El continente en 2024 se apresta a verificar elecciones generales en: Estados Unidos, República Dominicana, México, El Salvador, Venezuela, Panamá, Uruguay, Brasil y Chile.
Para los analistas más dramáticos se trata de una oportunidad para la derecha del continente de cerrarle el paso a los gobiernos progresistas de izquierda. Aquellos que descabelladamente piensan que Biden es izquierdoso o contemplativo con el progresismo, consideran las elecciones del 5 de noviembre del presente año, como la cuota inicial para recuperar el poder perdido de la mano fuerte. Entre tanto, irónicamente Biden prepara motores para su reelección con mucha opción de poder dentro del sistema democrático por excelencia.
En Latinoamérica los presidentes Bukele y Milei, se erigen como paradigma de la recuperación de la derecha en el continente e inicio de la transición a través de la elección de autoridades locales en cada país, como medio de superación política electoral de la izquierda.
El discurrir político en el hemisferio gira alrededor del discurso manío de izquierda vr derecha, cuando la realidad, según informe el Fondo Monetario Internacional, en atención al producto Interno Bruto per Cápita 2023, los siguientes son los países más pobres de América: Haití, Nicaragua, Honduras, Venezuela, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Surinam, Paraguay, Jamaica, Colombia, Ecuador, Belice, Perú, San Vicente y las Granadinas.
La explicación inequívoca de tal pobreza en Latinoamérica está bajo responsabilidad de la dirigencia política, precisamente de derecha e izquierda, que ha gobernado nuestros países, haciendo de la corrupción administrativa su bastión de gestión pública.
Entonces, el problema eleccionario no se ubica a mi juicio en el espectro político de izquierda y derecha. Pues, es claro que los gobiernos tanto de izquierda como de derecha son los causantes de los índices de pobreza y corrupción continental.
Es inaceptable seguir eligiendo en Latinoamérica, con el objeto de recuperar el poder de la derecha corrupta o transmutar el poder, a una izquierda lo mismo, igual o más corrupta que la derecha.
El cambio está en el poder ciudadano basado en la cultura política, en elegir libremente bajo reglas de juego claras, para lo cual debe blindarse el sistema electoral latinoamericano, dotándolo de herramientas que garanticen el resultado electoral depositado en las urnas.
Especialmente, es importante construir el conocimiento ciudadano de la cosa política, el amor por lo público, la transparencia y el ejercicio libre del sufragio. Fortalecimiento de la educación política que debe ir de la mano de políticas públicas eficaces para disminución de la pobreza, particularmente de la escasez mental política que tienen nuestros pueblos.