Regularmente recibo una considerable cantidad de correos y mensajes durante los días siguientes a cada una de mis columnas en EL HERALDO, los cuales agradezco y procuro responder, y de los que a veces me retroalimento para nuevos artículos, como es el caso de esta sugerencia de uno local y otro en el exterior, que complemento con ideas que se me ocurren al respecto, y que hoy presento a mis lectores y a quienes les competa su responsabilidad.

Se refirieron estos a mi columna del 5 de enero pasado, titulada “Motivando a pensionados”, que trataba acerca de una amiga gringa de juventud en EE. UU., que está analizando la idea de mudarse a Medellín, porque su pensión y ahorros les rendirían más en Colombia, país que aparece entre los 10 mejores para pensionados que se retiran, y una agencia promueve en los Estados Unidos a la capital paisa. Justo en esos días nuestro alcalde anunció que el Distrito estaba preparando un paquete de incentivos, entre estos la exoneración del impuesto predial por 10 años a los extranjeros que se muden a nuestra ciudad. No comentó acerca de otros estímulos más. Esos lectores me enviaron sendos mensajes, comentándome acerca de ventajas que se ofrecen en algunas ciudades para atraerlos, y que podrían implementarse en Barranquilla no solo por parte del gobierno local, sino por la empresa privada, gestión que deberían adelantar conjuntamente el Distrito, la Cámara de Comercio y los gremios involucrados en los negocios que se beneficiarían con la llegada de miles de nuevos clientes extranjeros. Por ejemplo, gestionar un determinado descuento en restaurantes a todo aquel que muestre una tarjeta intransferible con chip de seguridad expedida por la alcaldía de “Extranjero radicado definitivamente en Barranquilla”. Igual en gimnasios, spas, peluquerías, bares, discotecas, hoteles y otros establecimientos. Lograr que los clubes sociales les permitan utilizar sus campos deportivos, golf, tenis, etc., con una tarifa especial durante toda su permanencia en la ciudad.

Así mismo, como no todos comprarían un inmueble tan pronto lleguen, procurar que las inmobiliarias no les exijan codeudores para arrendarles casas o apartamentos, porque muy difícilmente podrían contar con alguien conocido localmente. Como ellos serían nuevos clientes en la ciudad, que los almacenes, supermercados, droguerías, etc., que se vinculen a este proyecto, les mantengan unos descuentos exclusivos para ellos. También en academias, como las de enseñanza de nuestra lengua española y colegios privados, les diseñen un tratamiento especial para ellos y sus hijos. Que los médicos establezcan unas tarifas especiales cuando se trate de consultas directas, así como odontólogos, esteticistas, especialistas de la visión, etc. En fin, una cantidad de privilegios que en conjunto significarían una ventaja comparativa muy importante para esos extranjeros que quisieran radicarse en Colombia y vivir de sus pensiones o rentas, pero que no representarían una carga para una empresa o entidad, sino más bien un gancho para ganar nuevos clientes o usuarios. Así esa tarjeta especial para “Extranjero radicado definitivamente en Barranquilla” sería clave para ellos. Considero que este proyecto sería tan importante para la economía de la ciudad y para internacionalizarla, que ameritaría un gerente que diseñara y gestionara un muy bien estructurado paquete de incentivos, que promocionado en el exterior lograría posicionarnos como la ciudad ideal para extranjeros ya retirados.

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