Arrancó el año electoral y con él todo el circo que se mueve alrededor, las calles inundadas de publicidad de gente que uno jamás ha visto en la opinión pública liderando algo, reuniones en los barrios, parques, veredas donde la gente sigue llegando a ver qué puede pescar en río revuelto, y va de reunión en reunión sin importar el candidato, el partido y mucho menos lo que piensen, campañas políticas basadas en el toma y dame, frente a esto cuatro reflexiones.

Primero. La política en Colombia es un negocio, compran y venden votos al por mayor, y ya ni pena les da, la subasta es abierta según la región del país y según el cargo al que aspiran, con plata en mano van haciendo cuenta de los "voticos", paralelo van prometiendo cargos y contratos, y cuando llegan es a repartir la contratación estatal, de los más apetecidos los de vías e infraestructura, pero también los contratos de libre nombramiento y remoción se reparten como si fueran dulces en Halloween, la feria del contrato y los cargos.

Segundo. Paralelo a repartir contratos también van moviendo sus " negocios" de ahí salen los famosos elefantes blancos que obras sin sentido o el clásico ejemplo de lotes abandonados que después de un favor político o " negocio" se convierten en zonas francas de hijos de ex presidentes, escándalo tras escándalo de corrupción y no pasa nada.

Tercero. Política y violencia. En zonas con alto nivel de conflicto ejemplo Arauca, los grupos armados también participan de la torta estatal, ellos dan salvoconductos de qué candidatos pueden hacer campaña y obvio cuando llegan tienen que compartir contratos con empresas fachadas de los grupos armados, un negocio redondo que tiene varios ex gobernadores en la cárcel, pero eso sucede a nivel nacional, fenómenos como la para política dan cuenta de cómo es la mezcla de violencia y política.

Cuarto. Los entes de control. En Colombia estas entidades son una vergüenza, en los pequeños municipios pero también en las grandes ciudades es histórica las " jugaditas" de los delegados de procuraduría, contraloría, fiscalía, testigos electorales, funcionarios de la registraduría, una obra de teatro bien montada, que posa de legítima pero que en la realidad es una máquina muy bien aceitada, la historia de este conflicto nos ha enseñado cómo funcionan. En conclusión este año veremos una clase política en ferias y fiestas, bailando, con poncho y sombrero, tomándose fotos y usando a gente humilde que ven con recelo y que terminada la campaña no le vuelven a hablar hasta dentro de 4 años que los vuelven a necesitar, esa es la política en Colombia, la suma de corrupción, violencia e ineficacia.

Lo peor es que siempre ha sido igual y esta es una sociedad que se adaptó y aceptó una clase política de este nivel, ya lo decía Paul Valery, no apostaría un céntimo a un pueblo que no reconoce su pasado, y yo sumaria y a un pueblo que no quiere transformar su futuro. Acá nada va a cambiar.