“No apostaría un céntimo por el futuro de un pueblo que no reconoce su pasado” Paul Valéry.
La famosa frase del intelectual francés aplica en Colombia, lo único que une a las Farc con el Centro Democrático, alas de las fuerzas militares, paramilitares, y agentes del Estado como los ex integrantes del DAS es el miedo a la verdad.
En días pasados las Farc salieron a decir lo siguiente “los niños nos mentían sobre su edad para ingresar a la guerrilla” y como lo divulgó la W radio Martín Cruz Vega alías Rubín Morro en su versión frente a la JEP aseguró que “nunca” practicaron reclutamiento forzoso de menores de edad como una política en el bloque Noroccidental ni que los engañaban con beneficios para entrar a sus filas.
Así las cosas las Farc siguen burlándose del acuerdo de paz, de la JEP y en especial de las víctimas, no han entendido que este es el escenario para poder contar todo de todos los temas cumpliendo lo pactado, a la JEP la deberían ver como una oportunidad para cerrar esos ciclos de violencia y si quieren hacer política arrancar sin el lastre de su pasado oculto, pero no, las Farc después de 4 años se siguen burlando del país, aunque hay que decir que no son los únicos, los paramilitares no se le quedan atrás, se ganaron los beneficios jurídicos de las penas de la ley 975 de 2005, pero no contaron toda la verdad, fue un cuenta gotas de verdad, y cada vez que quieren tener algo de visibilidad, o buscar más beneficios amenazan que ahora si van a contar toda la verdad y esto se convirtió en chantaje a favor de sus intereses, y así de la forma más descarada al igual que las Farc pasan por encima de las víctimas.
En la misma dirección esta miembros de las fuerzas militares con violaciones a los derechos humanos como los falsos positivos donde la responsabilidad y la clara sistematización del fenómeno la siguen atribuyendo a unas “pocas manzanas podridas” de rangos medios, al igual que otras violaciones a los derechos humanos, nadie dice nada, nadie sabe nada y las victimas siguen sin saber dónde están los restos de sus familiares ni quién y por qué dieron las ordenes, y en la clase política es igual, pese a que tuvimos el fenómeno de la parapolítica de eso queda mucho por saber, ahora bien, lo mas curioso es que en este país los condenados por sus vínculos con paramilitares siguen ejerciendo el poder en cuerpo ajeno, dejaron sus herencias políticas en sus familiares quienes hoy ocupan los mismos cargos y les taparon los otros delitos, y unidos a la clase política están los empresarios financiadores del conflicto, estos sí que pasaron de agache, y lo pudieron hacer gracias al apoyo de la clase política que los hicieron completamente invisibles, ni un solo nombre ni un solo responsable de los señores de la guerra llegaron a la JEP. Así las cosas acá no hay nada de verdad que es la base fundamental de la reconciliación nacional para pasar la página y pensar un nuevo país, pero lo cierto es que acá hay mucha gente que no quiere ni le conviene hablar de “verdad total” en 360 grados, verdad de todos y para todos, cada uno solo quiere la verdad de su enemigo, pero total silencio e impunidad frente a sus crímenes y sus responsables y así es imposible alcanzar un proceso exitoso en la justicia transicional, podríamos decir parafraseando a Paul Valéry, No daría un céntimo por un pueblo que no dice la verdad de su pasado.