En un momento crucial para Venezuela, las recientes elecciones han dejado al país en una encrucijada política y social. Al reflexionar de forma reiterativa sobre estos sucesos sobresale la importancia y responsabilidad de la comunidad internacional en apoyar una transición pacífica que refleje la voluntad del pueblo venezolano.
El llamado de los líderes políticos a publicar todas las actas electorales es necesario para garantizar la transparencia. En un contexto de creciente tensión, es fundamental que los actores políticos actúen con responsabilidad, priorizando la vida y la dignidad de los venezolanos. La evidencia hasta ahora respalda el triunfo de la oposición, simbolizando un profundo deseo de cambio en un país que ha vivido décadas de polarización. Este anhelo debe ser respetado y canalizado hacia una transición ordenada.
Es crucial una solución negociada. La confrontación solo traerá más sufrimiento y fragmentación social. Por lo cual una invitación a los actores nacionales e internacionales a apoyar un diálogo que permita establecer un gobierno de transición inclusivo y comprometido con la reconstrucción democrática en Venezuela debe ser prioridad.
Desde Colombia, hemos sido testigos del impacto de la crisis venezolana, que ha obligado a millones de familias a buscar refugio en nuestro país. Esto subraya que la paz y estabilidad en Venezuela son esenciales para la región. Un desenlace violento o la prolongación de la crisis agravará aún más la situación de los venezolanos.
La comunidad internacional, especialmente América Latina, debe apoyar un proceso que instale un gobierno reflejo de la voluntad popular y dispuesto a emprender las reformas necesarias para restaurar la economía, los derechos humanos y la cohesión social en Venezuela. Es momento de cerrar un ciclo de dolor y abrir uno nuevo de esperanza, con el respeto a los derechos humanos, la vida y la paz como principios rectores.
Hago un llamado a evitar provocaciones y comprometerse con un diálogo que coloque el bienestar de la nación por encima de intereses particulares. Solo a través de un esfuerzo conjunto y razonado, Venezuela podrá emerger nuevamente como una nación soberana y próspera. Es momento de construir puentes, no muros, y trabajar unidos por una Venezuela en paz.