Cayetana Álvarez de Toledo es una diputada del Partido Popular en España. Sin embargo su comprobada superior competencia intelectual, la ha convertido en un referente del liberalismo (o al menos del Orden Liberal) en Hispanoamérica. Tiene raíces familiares y académicas en Europa y América Latina, de allí su cosmopolita visión y capacidad de entendimiento de los problemas en ambos lados del océano. Lo importante de esta política es que reivindica el rol de una mujer que sabe defender sus ideas sin necesidad de dosis de empatía exagerada por el mero género.
Por su libro Políticamente Indeseable, que tan bien le ha ido en ventas, ha estado recorriendo el sur de nuestro continente en los últimos meses con avivada frecuencia. En Cartagena estuvo en el Hay Festival, donde se presentó sin una sola silla vacía en la audiencia. Incluso quienes dicen no soportarla, la respetan. En definitiva no es una mujer de centro derecha cualquiera, no hay fanatismo ni extremismo en sus posiciones; hay razón. Mucha.
Hace unos días estuvo en Chile, allí pronunció un discurso que se ha viralizado en redes por su potente contenido. Quienes nos ubicamos a la diestra del espectro ideológico pero que nos inquieta Trump, Meloni o Le Pen, nos sentimos evidentemente identificados con sus planteamientos. Universalismo versus tribalismo, esa es la verdadera lucha de estos tiempos. No ceder ante los discursos identitarios, sin importar su color. A esta Colombia, presa del Petrismo, sus palabras también le encajan muy bien.
En su presentación, la argentina y española, se refirió a la aberración que pretendía sacar adelante Gabriel Boric, una constitución suya (de sus secuaces que dejara por fuera a los otros), un texto sectarista, que en su misma génesis no hubiese podido sentar las reglas de juego para todos. No reflejaba la propuesta de la izquierda convivencia democrática, sino imposición. Pero Chile no se dejó engañar y eso hay que celebrarlo.
Y es que como bien señalaba Cayetana, si hay un triunfo de las sociedades modernas que necesitamos cuidar celosamente todos los que nos hacemos llamar ciudadanos es: la victoria del civismo sobre los instintos primarios. No somos una tribu, ya nos lo recordaba Vargas Llosa. Somos una convivencia de diferentes, heterogéneos pero adultos. Ella felicitaba a los chilenos, yo la felicito a ella, por la tremenda labor que hace por una derecha que necesita más voces como la suya; hombres y mujeres capaces de debatir de tu a tu con una izquierda de clicks y eslóganes pero sin mucho fondo.
*Pueden encontrar el video de su intervención en su canal de Youtube. Me darán la razón.
Profesora Ciencia Política en UNINORTE
@KDiarttPombo