“Yo no tengo porqué sudar fiebres ajenas” le dijo la hermana desinteresada por los graves problemas de violencia que eran cada vez más evidentes en la aldea vecina. “Pueblo chiquito infierno grande” le replicó su contertulia, en medio del debate por si debían o no tomar cartas en el asunto. ¿Y si el pueblo es grande arden más las llamas de la condenación eterna? ¿Importa el tamaño del problema para priorizar su solución?
Ante el dolor ajeno existen las 5A de la voluntad, entendidas por el comportamiento característico de la humanidad: Atención, apoyo, ayuda, abandono o aversión. ¿Cuándo alguien requiere tu favor, le asistes? o ¿Le muestras la ausencia de interés sobre sus preocupaciones? Hemos perdido el sentido, porque el orden social olvidó su significado.
El orden es el espíritu potenciador de la inteligencia. El lugar de las ideas define la prioridad de las acciones. Pensamiento y voluntad se conectan a través de nuestras decisiones. Quien puede controlar su espacio influye indirectamente sobre el entorno, porque los modelos son formatos imitados por quienes nos observan, siguen o creen. Si el bien no puede existir sin una noción del mal, el orden será incomprendido si no se conoce la libertad.
La libertad es el anhelo de la razón en medio de la locura esclavizante del caos. Parece imperceptible como el aíre para quienes la respiran sin advertir su importancia. Pero al escasear el oxígeno se vuelve vital, indispensable e imprescindible: El hombre libre es la utopía de la sociedad moderna. Vivimos atados a decisiones tomadas por autómatas presumiendo ser creadores de cambios e ignorando la distorsión de su propio lenguaje.
La voz es la huella digital del pensamiento. El vehículo facilitador del diálogo en la carrera por encontrar soluciones. Identifica lo que pasa por la mente al emitir las señales del corazón. El tono, el timbre, la frecuencia, la intensidad y el volumen son los rasgos definidores de los valores. Como hablamos, somos. Lo que decimos revela qué ocultamos.
La autonomía contextual es la capacidad de tomar decisiones de forma libre, sin limitaciones impuestas por personas, instituciones o entornos hostiles al crecimiento personal y social, bajo el respeto de los valores definidores de la identidad. Es la expresión más alta de la libertad individual y colectiva. El punto de equilibrio entre la anarquía y la dominación. Es la metáfora de la libertad esgrimiendo argumentos en los debates propiciados por la opresión.
Lograrlo es el asunto vital: Tu voz, la libertad, el orden y la voluntad son los indicadores de tu nivel de autonomía contextual.