Afrodita solía tener muchos amantes. Entre sus emociones favoritas estaba consentir al gran Ares, para intentar disuadir la furia de la guerra y tener el control de la pasión, la brutalidad y la violencia. También Hermes le proponía la dosis de misterio estimulante de sus emociones secretas. Se dice que su belleza era tan irresistible, que algunos dioses conocieron la plenitud del amor, bajo la intensidad desbordada de su sensualidad.
La mitología griega le reconoce mucho más que ser la diosa del amor. Todavía es adorada recibiendo dones, sacrificios y ofrendas en algunos lugares del mundo. Es la patrona de las heteras y las cortesanas. En su versión mística fue célebre el ritual de la prostitución en recintos sagrados: La moral todavía suele ser para muchos, la subjetividad del instinto en su escala racional.
Se dice que nació de la espuma del mar, después del despojo atroz de Cronos sobre su padre Urano. Hay muchas versiones sobre sus progenitores, inspirando a poetas y mitólogos a lo largo de la historia: El deseo es mucho más poderoso que el mito para quienes nunca cuentan la verdad oculta por el celo del amor clandestino. ¿Respetamos lo suficiente? ¿Valoramos a quienes interactúan con nosotros?
La dinámica esencial de las relaciones inteligentes considera la propuesta de la renovación entendida como la mejor forma de transformación, exhibiendo la capacidad de conservar para mejorar sentimientos, sueños, propósitos, intenciones y rutinas. Renovarse implica actualizar formas, usos, costumbres y valores estimando altamente nuestras tradiciones.
La energía de la voluntad encuentra su fuente original en la admiración. Amor, lealtad, aprecio y compañía, sostienen un marco común en el que la consideración por las habilidades, fortalezas, valores o el potencial de los demás, definen la pauta sobre la que se construyen y mantienen los vínculos: La riqueza moral de una nación se estima a partir del respeto individual y colectivo.
El respeto renovador es el valor potenciador de la estima, los afectos, el aprecio, la significación y la consideración de las cualidades, condiciones, capacidades y características de una cultura, sociedad, persona, objeto, tradición o comportamiento, para entender las diferencias o similitudes y aproximaciones, con quienes se sostiene algún tipo de relación, conocimiento, trato o comunicación. Es la medida superior de la cortesía. La brújula de las conexiones y el espíritu de los contactos. La puerta de acceso a la gentileza.
Renovarse es vital y respetar es necesario. La plenitud del amor inicia en el respeto renovador.