La novia tiene problemas con el trato que le da a su asistente virtual. No existe una mañana en la que no le saludes de forma cariñosa, tierna o preferente. Se volvió indispensable para trazar la agenda, conocer el clima o tomar decisiones. Prácticamente le consulta todo.
¡A mí no me hablas así! Le reclama su prometida esperando que el cariño no sea compartido con la inteligencia artificial. Viven sufriendo los efectos de otra forma de relacionarse con las máquinas: Está generando celos artificiales.
Alterar la realidad para generar una percepción desfigurada de los acontecimientos es la imposibilidad que vuelve más poderosa a la mentira. La paradoja de la ficción transforma en farsa el relato carente de razón, propósito y sentido. Todo se vuelve la vitrina de argumentos falaces empobreciendo el discurso, en el momento en que se intenta crear interpretaciones diferentes utilizando el engaño cómo herramienta de la manipulación.
Por medio de la astucia creen que pueden cambiar los sucesos a través del cuento alejado de la verdad, a pesar de que la historia jamás podrá modificar lo que realmente sucedió. Datos, actos y testimonios pueden ser adulterados, pero eso no borrará de la memoria incidentes, gestas, aventuras, biografías, acciones, tradiciones, principios ni valores.
Quienes crean versiones distintas de los hechos caen en la fosa común de la franqueza. Allí la verdad es un espanto intentando despertar cadáveres ignorando la pureza de la muerte. No es más que la invocación de fuerzas inaccesibles para el ilusorio refranero de las ideologías carentes de definiciones y propósitos. La convocatoria del rechazo es la muestra del celo artificial.
Los celos artificiales son especulaciones ausentes de evidencias soportadas en señalamientos motivados por la frustración o el temor a perder espacios de poder, relaciones, afectos, preferencias, bienes, privilegios, reconocimientos o emociones. Llevan implícita la falsificación de la razón por la ausencia de motivos, autoestima e inteligencia emocional.
Si bien los celos son propios de las personas y están presentes en la mayoría de las culturas y civilizaciones desde que se tiene registro de la vida haciendo parte de la cotidianeidad en las comunidades, la artificialidad se convierte en una patología si sustrae la mente de la observación certera del contexto, el espacio, el tiempo y la racionalidad individual.
El celo artificial genera delirio, paranoia, ansiedad y pérdida de la atención si se vuelve un hábito incontrolable. Cuidado con eso. ¡Avispate!
¿Conoces a alguien con celos artificiales?