Quedó definida la final del béisbol profesional colombiano, Vaqueros de Montería venció en la semifinal a Caimanes de Barranquilla, en una serie apretada y que no escapó de las polémicas.

Desde el primer día de temporada mencioné que la novena barranquillera no se veía como en los años pasados, según el roster que presentaron. En las campañas anteriores se percibía como un equipo invencible, pero en esta solo era un buen equipo, con algunos buenos nombres. Algo así como que antes tenían un Ferrari y ahora… bueno tampoco un Twingo, digamos que uno de mucho menos precio y poder.

Más allá de un conjunto competitivo, hubo varios factores claves. El principal fue el pitcheo. No fue malo, repito, es que Caimanes compitió bien durante toda la temporada. Incluso, tuvo la segunda mejor efectividad en la liga, detrás de Vaqueros.

El problema fue en los momentos claves. Tanto abridores como relevistas tuvieron muchas dificultades para salir de situaciones apretadas con hombres en las bases. "Clara-mente" hizo falta Sandy León.

Se suele subestimar el rol del receptor dentro del terreno de juego, principalmente si no es protagonista a la ofensiva, como en el caso del careta venezolano. Pero es que desde esa posición se lleva el hilo del juego, no solo es pedir los pitcheos necesarios para dominar a los bateadores, es saber el momento justo para ir a la lomita, es reclamarle de buena forma al umpire.

En fin, cualquiera puede tener detrás del home un casio, que funciona, que es duradero, pero no todo el mundo puede tener un rolex, que es único y pocos pueden disfrutarlo.

Claro que el manejo de los lanzadores no fue lo único. Los dirigidos por José Mosquera tuvieron muchos problemas para traer jugadores extranjeros como sí lo hicieron en temporadas anteriores. Nos tenían acostumbrados a ir subiendo el nivel de importados, pero esta vez fue al revés.

Siempre han sido el único equipo en la liga con el poder económico para ir reemplazando tanto a criollos como a extranjeros que no estén rindiendo. Caimanes no tiene “deudas con Hacienda”. Pero este año, además de que en el Caribe ya no hay disposición de permitirle firmar al equipo barranquillero por ese estatus de campeón de Serie del Caribe, los que trajeron no rindieron a pesar de que algunos vinieron con pergaminos.

Hay que darle crédito a Vaqueros y Tigres, se armaron bien, fueron bien dirigidos desde staffs y gerencias. Cuentan con peloteros de Grandes Ligas, esos sí facturan.

Es un fracaso que los barranquilleros no estén en la final. Más allá de las dificultades y buen desempeño de los rivales, un equipo bicampeón local y con título vigente del Caribe, al menos en la instancia final debía estar.

Le toca a Caimanes replantear algunas cosas. Siguen teniendo un gran roster y buen manager. Estoy seguro que lo harán y volverán más fuertes. Mientras tanto, este año, como diría Shakira: “clara-mente” no dieron la talla.