Debido a la rapidez con que se realizaron los desarrollos tecnológicos y las investigaciones clínicas de las vacunas que están siendo aplicadas en el mundo para enfrentar la pandemia de covid-19 se han motivado en la población mundial diversas prevenciones y dudas que, incluso, han llevado a grupos poblacionales a rechazar ser vacunados. Además, la infodemia que invadió las redes sociales ha empeorado la situación volviéndola grave y compleja. En muchos países avanza lentamente la vacunación, a pesar de tener dosis en grandes volúmenes; por ello tienen que ofrecer dádivas por vacunarse.

Vacunas como las de Pfizer, BioNTech, Moderna, y Astrazeneca, requieren dos dosis con al menos tres semanas de diferencia, indicaciones recomendadas por los laboratorios biotecnológicos que las producen, a partir de los resultados de sus investigaciones científicas. Incluso, la vacuna Abdala,  desarrollada en Cuba, necesita tres dosis. La ciencia ha establecido que la primera dosis dispara y promueve la respuesta inmunológica, mientras que la segunda consolida la defensa inmunitaria. Esencialmente, las subsiguientes a la primera dosis proporcionan una más eficaz protección contra la gravedad de la enfermedad y disminuyen el riesgo del uso de UCI y muerte. Para estas vacunas, sin duda, una sola dosis no es suficiente para proporcionar la inmunidad necesaria.

En el caso de los ensayos clínicos de Pfizer, los resultados mostraron que una dosis tenía una eficacia del 52% mientras que dos dosis tenían una eficacia del 95%. La respuesta al interrogante de por qué algunas vacunas requieren múltiples dosis se basa, en gran medida, en su tipología y en los resultados de las investigaciones en las fases clínicas, al verificar una mejor respuesta inmunológica al aplicar dos o más dosis.

Existen también vacunas monodosis como la de la farmaceútica Janssen, de tipo vector viral, aplicada masivamente en Estados Unidos y empleada en zonas de difícil acceso en nuestro país, justamente por esa condición. Con una sola dosis tiene una alta eficacia comprobada.

Otra inquietud expandida con el avance de la vacunación contra la covid-19 es si se requerirán refuerzos futuros y en qué lapso, asunto que está en proceso de análisis y ensayos como los practicados por los National Institutes of Health, de EE.UU., en personas con dosis completas, para establecer la conveniencia del refuerzo, así como un estudio de Pfizer dirigido tanto a este tema como a determinar la eficacia frente a nuevas variantes del virus. Precisamente, esta compañía solicitó autorización para una tercera dosis, lo que la Organización Mundial de la Salud considera innecesario mientras el suministro mundial de vacunas siga siendo enormemente desigual.

La vacunación es un instrumento eficaz para evitar la enfermedad por lo que resulta imprescindible avanzar en la inmunización global. Solamente así será posible evitar la aparición de nuevas cepas con mayor capacidad infecciosa y letalidad, y lograr el gran anhelo de la humanidad: controlar la pandemia.