A pesar de la histórica cultura machista en la evolución de la sociedad humana, en cuanto a organización político-social, las mujeres continúan luchando para alcanzar espacios de protagonismo que sean determinantes en el desarrollo de sus pueblos.
Cómo no mencionar a Cleopatra, faraona del antiguo Egipto, destacada por su diplomacia y sabiduría. Posteriormente, en la historia del medioevo se destacan los casos de mujeres que lograron generar una importante influencia en sus entornos. La historiadora inglesa Helen Castor dedicó su libro Lobas a cuatro de ellas, Leonor de Aquitania, Matilde de Inglaterra, Isabel de Francia y Margarita de Anjou, que asumieron como regentes en Inglaterra, sorteando grandes desafíos y allanando el camino a otras monarcas europeas, principalmente las que asumieron estas posiciones por derecho propio.
En el mundo contemporáneo, la primera mujer que ostentó la jefatura de un gobierno fue Sirima Bandaranaike, en Ceilán (hoy Sri Lanka), en 1960; posteriormente, Indira Gandhi, asumió en 1966 como primera ministra en India. Isabel Perón, quien alcanzó la vicepresidencia de Argentina en fórmula con Juan Domingo Perón, llegó a la presidencia tras la muerte de su cónyuge en julio de 1974.
En Latinoamérica, solo catorce mujeres han ocupado el cargo de jefa de Estado. Así mismo, ocho mujeres han sido presidentas por elección popular, la primera fue Violeta Barrios de Chamorro, en Nicaragua (1990), seguida de Mireya Moscoso, en Panamá (1999), entre otras, incluyendo a la recientemente electa presidenta de México, Claudia Sheimbaun, quien, en su discurso tras los resultados de los comicios, aseguró que no llegaba sola a este cargo, “llegamos todas con nuestras heroínas que nos dieron patria, con nuestras ancestras”.
La noticia de la elección de Sheimbaun generó un impacto positivo mundial, al reconocerse la trascendencia de la llegada de la primera mujer a la Presidencia de la doceava economía más importante del mundo y la segunda de América Latina.
Según ONU mujeres, a mayo de 2024, hay 28 países donde 28 mujeres se desempeñan como jefas de Estado y/o de Gobierno, lo que implica que la igualdad de género en las más altas esferas gubernamentales no se logrará sino hasta pasados 130 años.
La paridad de género en el ejercicio de la actividad política no es un asunto de menor importancia. La sociedad debe encaminarse a propiciar mayor inclusión en ella para lograr superar esa brecha ignominiosa que ha marginado a la mujer de gobernar y permitir que los países aprovechen su trascendente potencial.
@Rector_Unisimon