
Qué esperar del nuevo presidente
Pero hoy la paz social no la garantizan los partidos políticos. La sociedad de la información ha generado una creciente conciencia de la diversidad social, mediante nuevos movimientos en torno a una gran variedad de temas públicos; los movimientos de las mujeres, los jóvenes, la comunidad LGBTIQ, los ancianos, los ambientalistas, los de personas con capacidades especiales y muchos otros.
Se inicia un nuevo Gobierno que ha logrado aglutinar a partidos políticos diversos. Es una experiencia única que anhelamos pueda ser muy positiva para el conjunto de la sociedad, porque es el diálogo y no la confrontación lo que permite el progreso.
Desafortunadamente, los humanos somos demasiado complejos. Un gato cuando ve a otro gato percibe a un igual; en cambio, los humanos cuando vemos a otro humano percibimos casi solo las diferencias: el color de la piel, la religión que practica, las ideas políticas, el barrio donde vive, y tendemos a reaccionar negativamente con los otros que no comparten nuestras creencias, prácticas y costumbres.
Esta unidad política en la diferencia que ha logrado el nuevo Gobierno, para un cientista social es un verdadero laboratorio. La respuesta fácil puede ser que es muy difícil tener éxito político por fuera del Estado. Los mexicanos acuñaron la frase: “Si no estás con el Estado, estás en un error”, haciendo énfasis en que sin acceso a las mieles del poder es difícil sobrevivir políticamente.
Mirando esta alianza en su complejidad, puede ser un avance en nuestra democracia. La mayor parte del siglo XX, la política giró en torno a las dicotomías: capitalismo o comunismo; derecha o izquierda. Estas perdieron vigencia con la desintegración de la Unión Soviética.
Aunque hay desorientación en las formas de hacer política en el siglo XXI, la mayoría propone una nueva política democrática: una política global que replantee cómo vamos a vivir juntos revitalizando la democracia mediante el diálogo, más necesario ahora cuando el mundo está cambiando de una manera vertiginosa, y nos encontramos ante amenazas globales que exigen respuestas globales.
El nuevo Gobierno estaría en la línea de Anthony Giddens, que propone una democracia dialogante en la que puedan oírse muchas voces que defienden distintas maneras de vivir. Las alianzas establecidas por el nuevo presidente con diversos partidos pueden ser una nueva forma de relacionarnos políticamente. Veremos con atención si el experimento funciona.
Pero hoy la paz social no la garantizan los partidos políticos. La sociedad de la información ha generado una creciente conciencia de la diversidad social, mediante nuevos movimientos en torno a una gran variedad de temas públicos; los movimientos de las mujeres, los jóvenes, la comunidad LGBTIQ, los ancianos, los ambientalistas, los de personas con capacidades especiales y muchos otros.
Estos movimientos sociales intentan cambiar actitudes y modos de vida, y tener una creciente presencia en los temas públicos, pudiendo confrontar seriamente al Gobierno de turno.
Si usted analiza los resultados de la última elección presidencial, verá cómo a Federico Gutiérrez, que representaba a la clase política tradicional, le fue muy mal; en cambio, Gustavo Petro tuvo éxito porque supo leer las demandas de los diversos movimientos sociales.
Considero que para que al nuevo Gobierno le vaya bien, junto al diálogo con todos los actores de la vida pública, debería dar respuestas a las demandas de los movimientos sociales, mediante reformas incluyentes que afecten positivamente al conjunto de la sociedad.
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