Quizás has escuchado hablar de la conexión cerebro – intestino, o quizás no, pero de una u otra forma quiero comenzar diciéndote cómo puedes darte cuenta que realmente existe esa conexión y porque es tan importante para tu salud.

Es una compleja red de comunicación compuesta por nuestro sistema nervioso, metabólico e inmunitario.

La relación es de dos vías. La primera vía es la cerebral que está mediada por los estímulos y la segunda vía es la intestinal que está mediada por nuestra microbiota.

La vía cerebral la podemos notar cuando vemos la comida y empezamos a salivar sin haber tenido el primer bocado. Así activamos nuestro cerebro con un estímulo visual y tenemos una respuesta fisiológica de nuestra digestión.

La vía intestinal, la notamos cuando tenemos nuestra microbiota alterada (más crecimiento de bacterias patógenas) y comenzamos a presentar por ejemplo diarrea y paralelo a esto algunos síntomas de depresión.

El sistema nervioso entérico y el sistema nervioso autónomo están conectados por el nervio vago; este se encarga de llevar la información del intestino al cerebro y del cerebro al intestino.

Las bacterias que intervienen en el intestino participan directamente en la formación de neurotransmisores (sustancias que usan las neuronas para comunicarse).

En los últimos años, la microbiota y el eje intestino-cerebro, se ha convertido en uno de los ámbitos de investigación más apasionante, por cuanto se ha evidenciado la constante comunicación de este eje en donde participa la microbiota intestinal. La microbiota intestinal y su microbioma (genoma de la microbiota) son elementos fundamentales para el equilibrio de la salud y actúan como reguladores clave de distintas funciones del organismo del ser humano.

Cuando la microbiota se ve alterada, se entra en un estado de disbiosis. Estas alteraciones están presentes en multitud de enfermedades. Entre las principales se encuentran: el trastorno del espectro autista, trastornos por déficit de atención/hiperactividad, ansiedad, depresión, enfermedad de Alzheimer, obesidad, asma, diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, alergia alimentaria, entre otras. A pesar de las evidencias encontradas a favor de la relación entre la microbiota y el sistema nervioso central, no se establece todavía su papel en el origen de las enfermedades. Serán necesarios nuevos estudios que permitan despejar la interrogante: ¿el eje intestino-cerebro-microbiota impacta en el origen de la enfermedad o la enfermedad impacta en la relación de este eje?

Datos curiosos:

-95 % de la serotonina neurotransmisor de la tranquilidad y relajación se encuentra en el intestino.

En el intestino se producen más de 30 neurotransmisores.

Esta relación es importante porque en la medida que esté en balance vamos a tener salud (física y mental) debemos recordar que no funcionamos por separado que nosotros somos un conjunto de circuitos y conexiones y que si alguno de estos no está bien se descompone el balance de nuestro cuerpo. El eje cerebro — intestino es una de las conexiones más complejas que tenemos y así de importante al mismo tiempo para nuestro bienestar.

Recuerda, muchas veces en tus manos esta tu bienestar.

@johannazuccardi