En una tertulia virtual que tuvimos por estos días un grupo de amigos de toda la vida, -unos que vivimos en Colombia y otros en distintos países del mundo,- nos hicimos la pregunta qué es ser colombiano y si nos sentimos orgullosos o no de serlo. Yo levanté la mano para citar el cuento Ulrica del poeta argentino Jorge Luis Borges en donde pone de protagonistas a una joven mujer noruega y a un profesor de la Universidad de los Andes que no es otro que el mismo Borges.
Ulrica le preguntó al profesor: ¿Qué es ser colombiano? “No lo sé –le respondí. Es un acto de fe”. El cuento de Borges se publicó en El Libro de arena en 1975. Desde entonces ha avivado varias lecturas e interrogantes por la forma inesperada y enigmática de la respuesta. “Fe es creer lo que no vemos porque Dios lo ha revelado”, se dice en una frase entre los católicos creyentes. El diccionario de la Real Academia da varias acepciones de la palabra fe, pero yo no tendría una respuesta afortunada para responder qué es ser colombiano. Por eso prefiero seguir con el enigma de Borges y repetir que ser colombiano es un acto de fe. Y para responder por el orgullo o no de ser colombiano, tomo prestada una frase que Uninorte FM Estéreo hace pasar varias veces al día en la voz de García Márquez que dice : “No hay lengua más rica, más maravillosa, más radiante que la lengua castellana”. Soy consciente de que escribí siguiendo con el enigma, pero estoy cierto de que el idioma castellano y el acento con que lo hablamos nos distingue de otros en donde se habla el español. Y sigo con los motivos de eso que puede llamarse orgullo : Yo no quiero haber sido criado en otra cuna que la lengua castellana que me tiene apegado al mundo literario que me alimenta desde la infancia como el Nocturno de José Asunción Silva, María de Jorge Isaacs, Cien años de Soledad de García Márquez. No acabaría si los menciono a todos. También me siento orgulloso del amor que recibí de mis ancestros y el que me da mi familia.
Los contertulios coincidimos en muchos aspectos que no nos hacen sentir orgullo de ser colombianos : tanta violencia con la que por décadas unos han asesinado y masacrado a otros, tantas injusticias, tanta corrupción que ha empobrecido al país -tan bendecido por sus recursos naturales-, tanta discriminación social y racial. Pese a todo, tenemos un país donde es mayoría la gente buena, los jóvenes como las integrantes de la selección femenina de fútbol sub-17 que con su triunfo mundial nos dieron razones para creer como dice Borges que somos un acto de fe. También esa fe se sustenta en la biodiversidad del país, -el segundo más biodiverso del mundo-, promesa para el planeta ahora cuando el calentamiento global es una amenaza para el futuro global.
El acto de fe que nos define parte del principio fundamental que debería ser una divisa educativa con la que todo niño y todo joven se eduque creyendo en sí mismo, porque si la fe mueve montañas, con fe en sí misma la juventud colombiana llegará en el futuro más lejos y con mayor confianza que la ofrecida por nosotros sus mayores.