Dijo el escritor Juan Villoro que el técnico de fútbol es rehén de las estadísticas. Si aceptamos que así es, entonces en ese aspecto Reinaldo Rueda salió bien librado en su primera cita con la Eliminatoria al mando de la Selección Colombia.

Obtener cuatro de seis puntos es un buen recaudo, si se tiene en cuenta todo lo que antecedió a su llegada, como el aplazamiento de su confirmación por algunos compromisos de él con la Federación de Chile que no se resolvían tan rápido como todos pensaban, las vapuleadas recibidas por Uruguay y Ecuador y el ambiente crispado en el interior que parece desestabilizó relaciones entre algunos jugadores y con el técnico Queiroz.

Algunos opinarán que el empate ante Argentina fue en su propia casa y eso representa “perder” dos puntos, pero después de comprobar la supremacía futbolística de los argentinos durante la mayor parte del partido, creo que el empate fue un buen premio para la Selección. Y, que, junto a los tres obtenidos en Lima, la trasladaron de zona de eliminados a zona de repechaje.

Futbolísticamente, tuvo una buena expresión en Lima, ordenada para defender, activa y técnica para mantener  la pelota y darle circulación y profundidad. Y con la indispensable contundencia para convertir tres goles.

En Barranquilla,  frente a Argentina, planeó un esquema ‘anti-Messi’ sacrificando al mejor delantero hoy por hoy de Colombia, Muriel.

No tengo dudas de que esa decisión interpeló la psiquis de los jugadores. Además, tácticamente modificó al tener con Lerma, Cuellar y Uribe volantes acompañantes, complementarios, pero que no han sido, en sus carreras, futbolistas que tomen la iniciativa, que conduzcan.

Ellos son buenos siguiendo, no guiando. Soy capaz de comprender que enfrentar a Messi debe tomarse en serio y pensar en tomar algunas medidas, pero no modificar todo (mental y tácticamente) y menos desplazar al delantero más inspirado que se tiene.

Entre otras cosas, porque detener totalmente a Messi ha sido una misión que ha fracasado durante los últimos 15 años. Sin embargo, Rueda no fue tozudo y tuvo autocrítica y aceptó públicamente su error y rápidamente apeló a Muriel y luego a Borja, a Cardona, a Barrios y a Moreno, para que ellos con su entusiasmo, más la jerarquía y liderazgo de Cuadrado y las siempre bienvenidas y tradicionales salvadas de Ospina, modificaran la actitud colectiva y lograran, ‘in extremis’, el empate a través del formidable salto y cabezazo del insistente Borja. Empieza mañana la Copa América, un mes de entrenamiento, convivencia y competencia. Nada mejor para ir modelando un funcionamiento. Construyendo un equipo.