En realidad no hay tal confrontación. No es una disyuntiva: o posesión o transición. El fútbol es acción oposición, por lo tanto hay que descubrir cuándo la oposición está en desventaja, numérica y posicional, entonces lo recomendable es lanzar un ataque rápido y al espacio (transición).

Si, en cambio, el rival está bien organizado en número y espacio, el ataque debe ser con más pases, más elaborado y con la utilización de otras habilidades no solo la velocidad física (posesión). Dicho esto, también es cierto que algunos equipos, por las características de sus jugadores, o porque es la idea del técnico, o por tradición del club priorizan una de las dos formas para imponer el plan de juego.

El Junior se llevó bien en tres partidos con los ataques rápidos y menos elaboración. No necesitó agregar muchos jugadores a la zona de gestación y definición. Enfrentó adversarios que tomaban la iniciativa y dejaban espacio. En los dos últimos partidos ante rivales que se replegaron y redujeron al máximo los espacios, (Envigado y Barcelona de Ecuador) le fue más complejo encontrar respuestas eficaces a través de la posesión.

Independientemente de cuál de las dos le gusta más al técnico Amaranto Perea, o la que mejor calza con la peculiaridades de los jugadores, el equipo debe ser capaz de perseverar en la que considera la idea central, con la que cree que gobierna el trámite y lo acerca a la victoria, cómo no, pero también debe saber cuándo y cómo ejecutar la otra, la secundaria, pero necesaria. Aprender a hacerlo efectivamente, es lo más parecido a un gran equipo.