Colombia post Copa América
Una suerte de rápida evaluación global de la Selección durante este mes de competencia y de lo que empieza a construir con miras a las eliminatorias.
No vamos a la final, pero tenemos Selección. Así tituló su columna, en el diario As de España, el reconocido periodista Alfredo Relaño después de que Italia eliminó a España en la semifinal de la Eurocopa. En ella destacó los progresos de España, la aparición de nuevos futbolistas, aun no consagrados, pero con trazos de calidad que ilusionan hacia las próximas competencias.
Yo creo que ese mismo título le cabría perfectamente a esta columna para condensar la impresión personal que me quedó de la participación de la Selección Colombia en la Copa América recién culminada.
Una suerte de rápida evaluación global de la Selección durante este mes de competencia y de lo que empieza a construir con miras a las eliminatorias. Lo primero que da la impresión haber conseguido es un mejor ambiente, una reconquista de las buenas relaciones y el compromiso. De un mejor y necesario positivo clima laboral.
Futbolísticamente, en lo individual, quedaron actuaciones sobresalientes como las de Luis Díaz y Barrios. Buenas, como las de Cuadrado, Uribe, Cuéllar, Ospina. Aceptables, como las de Muñoz, Medina y Borja. Otros, como Mina y Sánchez tuvieron, como los centrales de más experiencia y trayectoria en la Selección, la competencia que no habían tenido en sus clubes. Y, en deuda, los goleadores Muriel, Zapata y Borré.
Además, quedó en evidencia, y mucho, la falta de un lateral izquierdo natural y de características más técnicas y carácter más ofensivo y, sobretodo, la necesaria presencia de jugadores más inteligentes y creativos en la zona media. Cardona ratificó su endémica irregularidad.
Colectivamente fue adquiriendo un buen orden defensivo y algunos momentos de asociaciones criteriosas (especialmente en el segundo tiempo ante Uruguay y Argentina). Tuvo dificultades para salir de una posición defensiva a otra más adelantada cuando lo presionaron (ante Ecuador y Brasil).
Sin un clásico volante organizador, cuando Barrios y Cuéllar apoyaron con más decisión en fase ofensiva aumentó la calidad en la posesión de la pelota y controló mejor el trámite.
Quedó un déficit en los recorridos y claridad de los marcadores de punta y en el auxilio más rápido y permanente a la inspiración individual de Díaz.
El objetivo, supongo, será poder combinar mejor y por más tiempo esas buenas señales individuales. Y que, antes de las eliminatorias, los jugadores tengan continuidad y buen nivel en sus clubes. Todos, especialmente jugadores como James, Quintero y Cardona que uno cree le darían un salto de calidad al funcionamiento.
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