Hace unos días Jürgen Kloop dijo públicamente que le cedería por un día su puesto de técnico del Liverpool al entrenador sueco Sven Goran Erickson, quien había declarado que tal vez le restaba un año de vida por una enfermedad terminal y su sueño no cumplido había sido no haber dirigido al Liverpool, equipo del que era fans desde siempre.

Como este, hay varios gestos en la vida de Kloop que generan en el ámbito futbolero, y cualquier otro, una admiración sincera. Se le ve como un buen ser humano, un hombre lleno de valores y convicciones, y no solo como uno de los mejores técnicos en la actualidad en todo el planeta fútbol. Un líder con un carisma especial. Entendiendo esto como la capacidad de decir los contenidos necesarios con la fuerza necesaria.

Su amplia y permanente sonrisa, la energía que transmite desde la raya, el respeto que le profesa a sus jugadores al entrar y salir del terreno de juego, al público, a los árbitros y a los rivales, son, entre otras, algunas de sus características que no pasan desapercibidas y acrecientan el reconocimiento y respeto generalizado.

Pero, claro, su sapiencia futbolística, su ideario táctico, sus firmes y acertadas decisiones, y la capacidad para gestionar futbolística y emocionalmente a sus dirigidos lo definen como el gran técnico que es.

Patrocinador de un estilo de juego intenso, emocionante, ambicioso, llegó al Liverpool hace nueve años y este viernes ha anunciado su retiro del cargo al finalizar la actual temporada.

En sus cuatro primeras campañas no hubo extraordinarias gestas, pero afortunadamente los dirigentes no entraron en pánico y no fueron presa de la impaciencia que ataca a casi todos. Esta vez, creyeron muchísimo más en lo que se veía en la cancha que lo que decía la tabla. Decisión que agradecen los miles de hinchas del Liverpool, Luis Diaz, por aprobar su llegada y por todo el cariño y enseñanzas que le dio, y, también, los hinchas del fútbol que nos hemos visto representados en ese modelo de juego valiente, sin darle tregua al rival, sin especulaciones, voraz. No hay ninguna duda de su legado, y desde ya ocupará un lugar de privilegio en la historia del Liverpool y de la Premier League.