Este país está lleno de gente bienintencionada (y hasta ingenua). ¿En cabeza de quién pudo caber que un narcoterrorista como ‘Jesús Santrich’ se iba a manejar bien de la noche a la mañana y se iba a convertir en un ciudadano ejemplar?
Desde luego los seguidores del ala mamerta pretenden ahora que la gente decente vea a ‘Santrich’ como a una monjita de la caridad. El hecho de que este sujeto haya abandonado su esquema de seguridad deja en claro que siempre fue un criminal al que nunca le interesó la paz de Colombia. (Claro que, a decir verdad, ¿cuál paz?).
Recordemos quién es ‘Santrich’ para que nadie se llame a engaños sobre su comportamiento.
Muchos nos lo han querido hacer ver como un intelectual. “Su madre le inculcó la lectura de Gabriel García Márquez, su padre de la historia y la filosofía, y sus tíos y tías le abrieron la puerta de los idiomas y el pensamiento latinoamericano. Bolívar tenía un lugar de honor en su familia, así como José Martí y el autor que más lo ha influenciado: el peruano José María Arguedas”, escribió el año pasado la revista Semana cuando se conoció que ‘Santrich’ había sido detenido por lo que es: un vulgar narcotraficante.
He ahí el problema: ¿por qué será que todo lo que huela a guerrilla (al decir de mucho periodista despistado) tiene que ser presentado como un intelectual, un Robin Hood, un devorador de libros y un experto en música y pintura y, en general, en todos los temas?
¡Qué va! ‘Santrich’ no es más que un bandido que descrestó a los calentanos que enviaron a La Habana (ya como negociadores, ya como periodistas, ya como lagartos) durante el “proceso de paz” entre el gobierno de Santos y las Farc.
‘Santrich’, aparte de ser bueno para negociar (por ejemplo) 10 toneladas de cocaína con carteles mexicanos, es excelente para cañar con doses. El cuento de que es experto en los libros de García Márquez y Arguedas no es más que un carretazo.
A este criminal, en su juventud, yo solo lo veo leyendo los libros de Mao, Engels y Marx; los discursos de Fidel (principalmente “La historia me absolverá”); el Granma; China Reconstruye, y en general toda esa basura que llegaba a Colombia en las décadas del 70 y 80 (del siglo pasado) desde los países comunistas. Para este escrito escuché cinco o seis entrevistas concedidas por ‘Santrich’. Puros lugares comunes para todo: que los pobres, que el Estado asesino, que las Farc, que la grandeza de ‘Tirofijo’. En fin, puras estupideces.
Con toda seguridad, el vivazo de ‘Santrich’, aprovechando la ignorancia de quienes le adulaban en la capital cubana, vendió el cuento de que era un erudito. Todo lo anterior demuestra lo mal contada que es la historia cuando está relacionada con la extrema izquierda.
Para muestra un botón: el Che Guevara. Nos lo han mostrado como el p… de Aguadas cuando, la verdad, no fue más que un matón que pasó al paredón a todo aquel que estaba en desacuerdo con el régimen de los Castro en Cuba.
Así, pues, queridos lectores, que no le coman cuento a ‘Santrich’. Veo difícil que la próxima semana se presente a indagatoria en la Corte Suprema. Yo creo lo que todo el mundo presume: que se voló para Venezuela donde seguramente ya se encontró con esas joyitas apodadas Iván Márquez, ‘el Paisa’ y ‘Romaña’. Definitivamente vaca ladrona no olvida el portillo.








