Congresistas, generales, empresarios, banqueros, etc., etc., etc. La descompuesta élite elude su culpa convirtiendo a los campesinos sembradores de coca en máximos responsables”. No senador, más bien como Gustavo Petro y los miembros de las Farc, hay congresistas que estuvieron de manera directa o indirecta aliados con el narcotráfico y fueron esos grupos terroristas, como el M19 o las Farc, quienes convirtieron a los campesinos en sembradores de coca, fueron ellos quienes reclutaron menores del campo a la fuerza arrebatándoles su vida y fueron ellos quienes cometieron graves delitos incluyendo violaciones.

Obvio que las alianzas con paramilitares también están claras, pero la gran diferencia es que a quienes se aliaron con alias Mancuso y compañía les quitaron su libertad y su curul mientras que a Victoria Sanguino y compañía les dieron asiento en el Congreso sin votación y les permiten pontificar sin verdadera justicia y reparación alguna

La diferencia radica en detalles tan básicos como que a una investigación la señora vicepresidenta sale, acepta y explica, en cambio cuantas veces le hemos pedido a Petro que diga cuáles fueron sus delitos, que pida perdón, que repare a las víctimas y ¿lo ha hecho? No y sí posa de rebelde, cuando en realidad en su pasado fue un delincuente y de lo peor. Triste que las nuevas generaciones lo quieran reconocer como el adalid de la moral y el salvador del país que él desde la clandestinidad ayudó de manera indirecta y directa a inundar de delito.

Si la señora vicepresidenta debe renunciar por un delito cometido por su hermano, pues Gustavo Petro, Everth Bustamante, otros del M19 y todos los de las Farc, jamás debieron poder participar en política por la cantidad de delitos cometidos y aún no aceptados.

Es tanto el cinismo de personas como Carlos Lozada que no se declara impedido en la discusión de cadena perpetua para delitos sexuales contra menores, siendo él investigado y señalado por varios de estos delitos.

El país no puede permitir que la historia sea escrita por los criminales de lesa humanidad, cuánto daño sigue haciendo al país el famoso acuerdo de La Habana en cuanto a permitir la conversión en políticos a estos crimínales sin haber pasado primero por el tamiz de la justicia.

Reitero una vez más que las segundas oportunidades y la resocialización son derechos básicos en una democracia, pero previa aceptación del delito, reparación y garantías de no repetición. Petro no ha accedido a ninguna de estas condiciones, y Lozada mucho menos, por el contrario demandó a la periodista Vallejo por decirle la verdad en la cara, que era un violador.

Cuando delincuentes son amnistiados, perdonados, indultados o reinsertados a la vida normal sin exigirles previamente compromisos como los anotados, el resultado es que piensan que se salieron con la suya y son dueños de la verdad.

La labor de muchos colombianos debe ser recordarles que no se han salido con la suya, derrotarlos en las urnas y tener presente que mientras sigan siendo cínicos y mentirosos algunos estaremos para recordarles quienes fueron y quienes son en realidad.