El gobierno anunció que la vacuna contra la Covid-19 será entregada a los colombianos desde la segunda semana de febrero. No obstante, hay que saber que la vacuna no es el fin inmediato de la pandemia, es apenas un paso más en su eliminación.

Así mismo, se debe tener claro que vacuna no es igual a la cura, por lo que la mayor responsabilidad sigue estando en cada uno de nosotros. No se trata de volver a restricciones absolutas o muy fuertes, se trata de mantener, fortalecer o reforzar el autocuidado.

Además, saber que la vacuna será entregada en orden de prioridad de la ciudadanía (por ejemplo, los adultos mayores estarán en la primera línea), por lo que todos debemos tener paciencia y continuar protegiéndonos mientras llega nuestro turno y el de nuestros allegados.

Muchas personas por salud mental, por cansancio físico, por trabajo o por todas las razones anteriores deben o debieron salir de sus casas en algún momento. Hacerlo no está mal, lo que es incomprensible es hacerlo sin cubrirse nariz y boca con el uso correcto del tapabocas, es reunirse en aglomeraciones, sin lavarse las manos seguido o limpiarlas con gel antibacterial, según directrices de las entidades o instituciones.

Aquí no importa quién se fue o quién se quedó, quién se reunió con la familia o no, son las precauciones que tomó cuando lo hizo las que pueden hacer la diferencia. A cualquier ciudadano le puede dar Covid-19, pero que no sea por su irresponsabilidad, es una meta a lograr.

La mayoría de las ciudades tienen colapsadas las ucis disponibles y no solo los colombianos nos enfermamos de Covid, hay personas con otras patologías que se están viendo afectadas por no tener acceso a cuidados intensivos o a una simple cama en clínicas u hospitales porque están saturadas.

Por el aumento de personas con Covid se ha vuelto una prioridad que el sistema de salud atienda a personas con esta condición. Según estadísticas, de cada tres personas que se realizan la prueba de la enfermedad en Bogotá uno sale positivo.

El autocuidado es un acto de fraternidad no solo para superar la pandemia y cuidar de nuestros familiares, sino de consciencia con respecto a la urgencia hospitalaria de otros pacientes que necesitan de estos servicios.

Creo que hoy en día estar en espacios públicos sin la distancia social, hacer fiestas con muchas personas o no usar la máscara en la cara no son solo actos de suma estupidez, sino que nos corresponde a todos los ciudadanos exigir a quien no cumpla estas mínimas normas su apego a las mismas.

El cuidado no es solo de los demás, sino que todos lo podemos exigir, esta es una forma de cuidarnos entre todos. 

Es increíble que jueces de la República sigan creyéndose legisladores o parte del ejecutivo fijando sin criterios científicos reglas de conducta en vez de estar atentos a responder desde su competencia la exigencia de reglas y normas impuestas por quienes sí tienen la competencia para ello.

A cuidarse, a cuidarnos.