En época de fin de año estamos llenos de tradiciones personales para recibir el año nuevo. Cada acto que hacemos lo pensamos con un objetivo para que se cumpla en los 365 días que tenemos por delante.
Es así como las lentejas en los bolsillos simbolizan abundancia; meter joyas en la champaña, riquezas; quemar el muñeco del año viejo, un cambio; recorrer la cuadra cargando una maleta, viajes; prender velas, esperanza; tener espigas de trigo, prosperidad y protección; doce uvas, doce deseos; abrazar a quien más queremos, que nunca nos falte el amor; guardar dinero en los bolsillos, para que este nunca falte en el año.
Hay un centenar de tradiciones, de las más raras para mí es meter tres papas debajo de la cama para saber cómo será tu economía en el año que comienza; ubicarse debajo de una mesa para encontrar el amor o usar calzones amarillos y al revés, para atraer dinero y buena suerte. Sobre este último agüero, hay quien lo ha complementado y, según una investigación “muy seria”, si los usas azules es para que los proyectos del próximo año se materialicen y haya estabilidad; los rojos representan la pasión y son usados para atraer el amor o conseguir pareja; los negros atraen el poder y los lujos, y los blancos a iniciar el año con positivismo.
Todas estas tradiciones están ligadas a los deseos que queramos que se cumplan, estos no solo deben estar acompañados de buenos pensamientos, sino de buenas acciones, la fe debe estar cargada de voluntad y de tener estrategias para lograr los objetivos. Creo que el “universo” o el destino obran mejor para nuestro futuro si le ayudamos para lograr nuestras metas. ¿De qué sirve pedir si no actuamos o nos quedamos esperando a que las cosas sucedan o realmente no creemos que se puedan cumplir? Así que manos a la obra.
Para este año me gustaría no solo pedir cosas buenas para mí, mi familia y mis amigos, sino que me gustaría tener un sueño colectivo, que una de las uvas estuviera también dedicada a la gente, a Colombia, a que todo mejore para nuestro país.
Por eso, algunas de las lentejas que me meta en el bolsillo, estarán dirigidas a que mejore la economía, a que no continúe subiendo la inflación, se estabilice el dólar, y en mi caso particular a poder seguir dando empleo a través de mi firma de abogados y así poner mi granito de arena en el desarrollo del país
Ojalá que las cosas le salgan bien al presidente Gustavo Petro, y no lo digo porque lo apoye, creo que mi papel como parte de la crítica constructiva es importante, lo digo es porque si lo hace bien, al país le va bien y todos estaremos mejor de lo que estamos.
Así mismo, entre las promesas del 31 está continuar ejerciendo mi profesión con pasión para inspirar a otros a través de mi trabajo, tener un año tranquilo en familia, viajar, y que todos aquellos que me rodean tengan salud y bienestar.
¿Qué agüeros van a hacer este fin de año? y ¿qué motivo u objetivo quieren alcanzar?