Es posible que Teófilo Gutiérrez vaya a tener tantas vidas en el fútbol como años le queden para jugar. Alguna vez, en los campus de la Universidad Internacional de la Florida en Miami, le preguntaba a Mario Diament, argentino director de la especialización en Magister de ese claustro, por qué había cambiado un gran puesto directivo en una de las agencias internacionales de noticias por un aula de clases. La respuesta fue tan corta como real: “Es que en la vida hay que reinventarse”.

Hace poco le planteaba, a alguien allegado al Junior, que es posible que con la presencia de Yohandry, Cetré, ‘Cariaco’, Hinestroza o Hernández como volantes generadores de fútbol y de Cantillo y James, como volantes de primera línea saliendo del fondo con pases precisos, Teófilo volviera a ser el goleador que siempre fue. Es decir, regresarlo al roll de sus inicios.

Es que el goleador de La Chinita fue cambiando su trabajo como hombre en punta o centro delantero a medida que fue avanzando en su carrera en los diferentes equipos en los que ha militado y en la selección nacional en el proceso Pékerman.

Con el argentino, Teófilo rompió el paradigma que no podían jugar dos centrodelanteros en un equipo de fútbol al ponerlo en punta junto a Falcao. Hicieron, entre los dos, 17 goles en la eliminatoria a Brasil 2014. En ese momento, Pékerman nos daba la razón a quienes decíamos que el barranquillero era un delantero diferente. Es que no solamente hacía goles, sino que los generaba con pases-gol precisos.

Para entonces, después de pasar por Argentina, Turquía y México, y regresar al fútbol gaucho con el River Plate de Gallardo, ya había comenzado a cambiar en algo su manera de producir en el fútbol al pasar de un delantero neto a ser el compañero eficaz del resto en la generación del fútbol vistoso de River llenándose de pases-gol.

Teófilo no desconoce la posición de volante creativo pues, en sus comienzos en La Chinita, esa era su posición, volante 10. El Teófilo de hoy es un jugador maduro, diferente como lo supimos siempre, y con la paciencia del Santo Job.

Si ya tenemos jugadores que pueden hacer lo que Teófilo hace, retornarlo a su posición más cerca al arco, en los últimos 25 metros, o en punta (entrando y saliendo para generar espacios) es posible que volvamos a ver al Teo goleador-goleador.

Ya hizo un gol a Bucaramanga y otro a Santa Fe. Junior tiene que mejorar sus remates a puerta y el porcentaje de goles marcados con su volumen de ataque, y creo que la solución la tenemos en Teófilo que se hizo famoso por sus goles. Al acercarlo a puerta, y descargar la generación de fútbol en los ya nombrados, su arma letal volverá a aparecer: los remates certeros a gol.