Crecí, como muchos barranquilleros, viendo el cóndor de bronce de Alejandro Obregón en la plazoleta del edificio de Telecom. Era el espacio preferido de los enamorados en el Centro Histórico. Y dos cosas sucedían cuando las parejas se besaban apasionadamente: los trabajadores de Telecom les arrojaban agua desde la azotea y los taxistas les gritaban: “Busquen residencia”.
La escultura, en realidad, se llama el Telecóndor. Fue restaurada por el cartagenero Salim Osta Lefranc y está guardada en la antigua Intendencia Fluvial donde funciona la secretaría de Cultura y Patrimonio, que asumió dicha restauración.
Esta dependencia de la alcaldía distrital ejerce la tenencia del Telecóndor en virtud de un contrato de comodato con la Rama Judicial, la poseedora de la obra desde que le cedieron el edificio de Telecom donde hoy trabajan los juzgados administrativos y penales.
La idea inicial era colocar la escultura en el Parque Cultural del Caribe en una plaza con el nombre de Obregón frente al Museo de Arte Moderno, pero los retrasos en la construcción de este museo frustraron ese propósito. Era el lugar ideal.
Se planteó entonces instalarla en el pedestal situado en el remate del par vial de la carrera 50, pero el Ministerio de Cultura conceptuó que no era aconsejable ponerla ahí por los riesgos para la seguridad de la escultura.
Ante eso, el pasado lunes 27 de septiembre, el secretario (E) de Cultura y Patrimonio, Iván Movilla Díaz, envió una carta al director ejecutivo seccional de la Administración Judicial de Barranquilla, Carlos Guzmán Herrera, en la que solicita la prórroga del contrato de comodato y sugiere la colocación del Telecóndor en el acceso al Centro de Eventos del Caribe Puerta de Oro. Esto, obviamente, está sujeto a la aprobación del Consejo Superior de la Judicatura y al visto bueno del Ministerio de Cultura. El sitio me parece apropiado. Salvo mejor idea.
Desde luego, hay que escuchar la opinión de los expertos y los artistas. Movilla Díaz, en su misiva a Guzmán Herrera, invita “a dialogar y analizar las mejores alternativas de solución para la ubicación definitiva de la escultura”. Este ejercicio, agrega, permitirá “tomar la decisión más conveniente para su exhibición, disfrute y conservación en el ámbito del arte público de la ciudad”.
El Telecóndor es una de las siete obras de la colección de Obregón, ubicadas en la ciudad, a las que el Distrito les dio el título de Bien de Interés Cultural con base en el Acuerdo 002 del 19 de mayo de 2021. Merecido homenaje a este sobresaliente miembro del Grupo de Barranquilla.
Obregón era un personaje sorprendente. Una de las chifladuras más extravagantes de este genio colombiano de la pintura fue su afición de devorar grillos vivos en público. Disfrutaba esos insectos ortópteros “con un deleite sensual”, escribió Gabriel García Márquez en ‘Vivir para contarla’, su libro autobiográfico.
@HoracioBrieva