La lectura desde una edad temprana es fundamental para el desarrollo intelectual y emocional de los niños, ya sea que los padres les lean en voz alta o que los niños lean cuando desarrollen la competencia. Ambas prácticas tienen beneficios únicos: cuando los padres leen a sus hijos, fortalecen su capacidad de atención y comprensión del lenguaje, mientras que la lectura independiente permite a los niños desarrollar su autonomía, ampliar su vocabulario y estimular el pensamiento crítico.

Escuchar historias en voz alta ayuda a la comprensión auditiva y al desarrollo de vocabulario, incluso antes de que el niño pueda leer por sí solo. Leerles desde pequeños expone a los niños a palabras y estructuras gramaticales complejas que no encuentran en sus conversaciones cotidianas. Hay suficiente evidencia de que esta buena costumbre sienta las bases para una mejor comprensión lectora cuando los niños comienzan a leer de manera independiente.

La lectura, además de mejorar el lenguaje y la comprensión, alimenta la creatividad. A través de los libros, los niños lectores viven múltiples vidas, exploran diferentes mundos y resuelven problemas de manera creativa. Este desarrollo de la imaginación es vital para su crecimiento personal y los prepara para ser adultos innovadores, independientes y críticos.

Otro de los beneficios de la lectura es la capacidad que tiene para desarrollar la empatía. Al entrar en la piel de los personajes, los niños aprenden a ver el mundo desde distintas perspectivas, lo que les ayuda a entender mejor las emociones y experiencias ajenas. Reforzar sus habilidades sociales y emocionales les permitirá interactuar de manera más consciente y respetuosa con sus semejantes.

Un factor importante para desarrollar el hábito de la lectura en los niños es el ejemplo de los padres. Los niños imitan lo que ven, y si los adultos de su entorno leen con frecuencia y comparten libros con ellos, es más probable que adopten el sano hábito de forma natural. Al hacer de la lectura una actividad familiar, los padres no solo estimulan el desarrollo intelectual de sus hijos, sino que también crean un espacio para la interacción emocional y la comunicación.

En un mundo donde las pantallas dominan gran parte del tiempo libre de niños y adultos, la lectura es una alternativa saludable que ofrece múltiples beneficios. Pasar tiempo inmersos en dispositivos digitales causa fatiga mental, estrés y problemas de atención. Además, los algoritmos diseñados por las redes sociales para maximizar el tiempo de atención de los usuarios generan contenido basado en las preferencias previas, limitando la exposición a ideas diversas o contrarias. Este consumo pasivo y repetitivo de contenido homogéneo debilita el pensamiento crítico y facilita la manipulación de las emociones.

Fomentar el hábito de la lectura en los niños los inmunizará en el futuro contra las trampas de las burbujas de información, logrando que, cuando crezcan, sean críticos, conscientes y capaces de analizar los contenidos que consumen, sin dejarse manipular por ideas simplistas o fanáticas, como las que algunos adultos comparten hoy en día, casi de manera automática, en las redes sociales, sin ningún tipo de análisis.

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