Esta semana el trabajo científico “Covid-19 y las falsas dicotomías”, publicado por un grupo liderado por un investigador de la Universidad del Valle, ha sido comentado en muchas columnas de opinión alrededor del planeta.
En esencia, los autores de la investigación concluyen que la incertidumbre y los desacuerdos de la ciencia ante la pandemia han sido manejados con criterios de partidismo político por algunos, impidiendo con ello aprovechar las ventajas de las diferentes posiciones.
Sin tener antecedentes científicos sólidos como guía, las comunidades terminaron alineándose con la opinión de un bando por el simple hecho de haber sido expresada por el grupo de sus afectos, pues es bien sabido que la polarización irreflexiva permite manipular la identidad.
Tal vez el ejemplo más conocido, citado en la publicación, es la falsa oposición entre economía y salud. O salvamos los ingresos o salvamos la vida. El paso de los meses ha evidenciado que esto no es un juego de suma cero, pues los países que han preservado mejor su economía han sido aquellos que han logrado mantener el virus bajo control. No se trata de suprimir el virus para abrir la economía, se trata de evitar cerrarla manteniéndolo controlado. Si los confinamientos estrictos son necesarios, deben aprovecharse para aumentar la capacidad de atención de los estados.
En Colombia ahora le sumamos, a ese listado de dicotomías, el de la obligación o no de hacer pruebas de PCR a quienes ingresen por vía área al país. Sin que muchos seguramente conozcan las características técnicas de las pruebas y sin una evaluación juiciosa del momento epidemiológico que vive el país, las opiniones ante la sentencia judicial rápidamente se dividieron entre los dos radicales extremos, desconociendo que tal vez una posición intermedia, que se sincronice con las etapas de la pandemia, sea lo más beneficioso para todos en términos de control de la enfermedad y uso eficiente de los escasos recursos. Si bien las decisiones judiciales deben ser acatadas, la polarización partidista ante la decisión dificultará encontrar el punto medio que le agregue racionalidad, a la seguramente bien intencionada medida.
Los datos de seroprevalencia de la ciudad que mostró el estudio adelantado por el Instituto Nacional de Salud, la Universidad del Norte y otras instituciones, técnicamente no pueden ser incluidos en la lista de falsas dicotomías, sin embargo, su interpretación es susceptible de ser utilizada para polarizar. Ya se escuchan voces que los evalúan de manera “binaria” como buenos o malos. Unos celebran su alto porcentaje por las implicaciones que en términos epidemiológicos esto puede llegar a tener, al disminuir sustancialmente el riesgo de nuevos brotes severos en el territorio. Otros lo están usando para señalar el fracaso de las medidas de contención. Sería lamentable que permitamos se polaricen los resultados de tan importante trabajo, especialmente cuando usados sin apasionamientos, pueden incluso dirigir la asignación de las escasas vacunas que todos esperamos empiecen a estar disponibles próximamente.
La ciencia ha prosperado aceptando la incertidumbre y generando, a partir de ella, debates equilibrados que reconocen los matices y la complejidad. Simplificar sus procesos, igualándolos al debate político populista, puede limitar su poder para ayudarnos a salir rápidamente adelante de esta compleja situación.
@hmbaquero