Cristian Mungiu, destacado director de la Nueva Ola del cine rumano, se caracteriza por un realismo extremo, exponiendo temas sociales candentes como el del aborto en 4 meses, 3 semanas y 2 días, su obra maestra, o los problemas éticos de la educación en Graduación.

R.M.N. se concentra en los conflictos de la inmigración, contemplando el racismo y la discriminación inherentes al continente europeo. La sigla del título alude a la "resonancia magnética nuclear", una prueba que muestra los problemas internos que se esconden bajo la superficie. También es una sigla que hace referencia al país, con sus males profundos.

La historia tiene lugar en un pueblo de Transilvania, reflejo de las tensiones a nivel mundial. Empieza con Matthias (Marin Grigore) trabajando en un matadero alemán, quien reacciona con extrema violencia cuando un compañero lo llama "gitano perezoso".

Forzado a escapar a su lugar de origen, se reencuentra con su exesposa Ana (Marcina Bârlădeanu) y su hijo Rudi (Mark Blenyesi), quien se encuentra sin habla debido a un trauma que experimentó en el bosque.

Matthias no acepta la conducta de su hijo y quiere forzarlo a convertirse en "hombre", enseñándole a cazar y luchar. También se encuentra con una exnovia, Csilla (Judith State), una mujer preparada que toca el chelo y ayuda a administrar una panadería donde, a falta de personal de trabajo local, deben recurrir a tres inmigrantes de Sri Lanka.

Aunque los tres trabajan duro, la comunidad los rechaza, y la situación no tarda en volverse violenta, hecho que se refleja en la mejor escena: una reunión del pueblo en la iglesia. Los comentarios racistas son tragicómicos y rayan con el absurdo, sobre todo cuando contrastan con la benevolencia que muestran durante el ambiente navideño y frío en que transcurre la historia.

A pesar de ser una comunidad de inmigrantes, compuesta por rumanos, húngaros y alemanes, no tienen la más mínima tolerancia con los nuevos trabajadores, y menos comer el pan que tocan con sus oscuras manos. Y nos preguntamos cómo aquellos que han sufrido discriminación en carne propia pueden convertirse en los que más segregan y excluyen.

La película tiene muchos elementos a considerar, uno de los cuales es el personaje de Csilla, que nos hace cuestionar cómo una mujer preparada se relaciona con un ser machista y violento como Matthias, y a falta de respuestas ante situaciones tan ilógicas, pero tan comunes, no queda sino el mágico final abierto que concluye el filme.