P.: … en los crucigramas salen mucho Ícaro y sus alas de cera… Oswaldo Gil, Santa Marta
R.: En Creta, el toro encarnaba la fuerza y la fecundidad y era sagrado. Minos, para que lo admiraran y proclamaran rey, pidió a Poseidón, dios del mar, que le mandara un toro imponente, y le prometió sacrificarlo en su honor. Era tan hermoso el astado blanco enviado por el dios que Minos no cumplió su promesa. Ofendido, Poseidón hizo que Pasifae, esposa de aquel, se enamorara del toro, ¡y de qué manera! La mujer pidió ayuda a un arquitecto llamado Dédalo, quien, alcahueta, concibió un ardid para que ella y el cuadrúpedo tuvieran encuentros ardientes. De la relación de Pasifae y el toro nació el Minotauro, ser monstruoso, mitad hombre y mitad toro. Como Minos supo con quién lo había engañado Pasifae y quién la había ayudado, le pidió a Dédalo que construyera un laberinto del que nadie pudiera salir. Luego, el rey, vengándose, además del Minotauro dejó en él a Dédalo y a Ícaro, el hijo de este. Entonces, el arquitecto fabricó dos pares de alas de cera y plumas para escapar con Ícaro, a quien le advirtió que no se acercara mucho al Sol, pues la cera de las alas se derretiría. Cuando ambos se elevaron, Ícaro, feliz por volar, no hizo caso a su padre, se acercó al Sol, la cera de las alas se derritió y murió al precipitarse al mar.
P.: ¿Por qué no “buenas mañanas” si se dice “buenas tardes” y “buenas noches”? ¿En plural? Alberto Lamadrid O., B/quilla.
R.: En español el saludo matinal es “buenos días”, un patrón fijado desde hace varios siglos, muy difundido y aceptado por la Academia. Como nuestra mente suele hacer analogías para que todo le resulte fácil y coherente, además de ‘buenos días’ impuso en el habla las fórmulas ‘buenas tardes’ y ‘buenas noches’, pues, si por las mañanas saludamos de una manera, por las tardes y por las noches debemos hacerlo del mismo modo, en este caso pluralizando los sustantivos ‘tarde’ y ‘noche’.
P.: ¿Cuáles cree usted que son los más grandes poetas del siglo XX hispanoamericano? Édgar Correa F., Bogotá
R.: Partiendo de que toda elección es la de cada quien, me inclino por Borges, Neruda y Paz. Borges, vasto en la cultura, asume la poesía, con la que abarca y reescribe la historia universal, y también el relato, que en él refulge al punto de que no hay lector que no admire su ficción. Neruda es el poeta vasto en la naturaleza, el de todos, el capaz de cantar con el mismo fervor a una cebolla o al erotismo, el de celebrar a las criaturas, el de convertir todo en poesía, comenzando por la existencia y la experiencia, dos asuntos que nadie ha tocado como él. Paz, de los tres el más moderno, es vasto en su búsqueda de motivos contemporáneos, en su exploración del arte por medio del poema y en la indagación de la cultura por medio del ensayo; y, dentro de esa búsqueda, es un poeta estudioso y sutil, que se ocupó del mundo de un modo docto y aventuró respuestas sobre la realidad.
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