P.: ¿Qué quiere decir garuando? Isabel Mendoza, Gaira

R.: Garuando es gerundio de garuar, sinónimo de lloviznar finamente. Por la cercanía a Venezuela, en Colombia se emplea en La Guajira, el Cesar y algunas áreas del Magdalena; de hecho, el DLE lo asienta como de uso en 12 países hispanohablantes, entre los cuales no está el nuestro. Desde 1570, garúa tenía en España el significado de niebla, el mismo de la palabra caruja de un dialecto portugués, de donde proviene, y desde 1597 el de llovizna. Pese a que en España la voz tenía un uso extendido, hoy allá es casi desconocida, lo que es ejemplo de cómo caen en olvido las palabras, máxime en un idioma como el nuestro, tan espacioso en número de kilómetros cuadrados y con más de 560 millones de hablantes. En “Botón de algodonero”, cuento de 1896 del venezolano Luis Manuel Urbaneja, hay esta bellísima alusión a garúa: “Morenas de mi tierra, donde el sol es garúa de oro…”.

P.: ¿Cómo llega una palabra al Diccionario y cómo sale de él? Matt Áñez, B/quilla

R.: Cuando una palabra surge por evolución lingüística o cuando se olvida y reverdece se considera su inclusión en el Diccionario. El primer paso es figurar en el Banco de Datos del Español, lista de 300 millones de entradas léxicas usadas en América y en España. La decisión final la toma el Pleno de la Academia, compuesto por los académicos de número, previas las sugerencias de comisiones especializadas de las 22 academias de la lengua española existentes, que precisan si el término es adecuado y si se emplea masivamente. Las palabras también salen del Diccionario cuando fenecen, pero permanecen en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, diccionario de diccionarios que guarda todo el léxico español desde el siglo XV. De las 22 academias, la colombiana, en 1871, fue la primera en instituirse fuera de España, y la última, en 2016, ha sido la de Guinea Ecuatorial, en África. En 1973 se creó la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

P.: Un amigo del interior para decirle a alguien bruto le dice “¡no sea múcura!”. ¿Es válido? Ena Barranco, B/quilla

R.: Humboldt, en su Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, dice que el nombre del recipiente donde los indios venezolanos cumanogotos guardaban la chicha era muera, que “los españoles de la costa [venezolana]” deformaron en múcura. En su segunda acepción, el Diccionario dice que múcura es un colombianismo con el sentido de “inhábil, tonto”. No es clara la asociación entre un recipiente semirredondo, de cuello corto y boca angosta, también llamado ánfora, y el hecho de tener escasa habilidad. Múcuras o ánforas se situaban en soportes de madera, pero por lo general se ubicaban en el suelo, inestables y movedizas debido a su base esferoidal. Considerando asimismo que una múcura es un objeto hueco, vacío, podría concluirse que cuando a alguien le dicen “¡no sea múcura!”, además de bruto le están diciendo tonto, sin alcances, insustancial…

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