Por una emisora, oí debatir sobre la expresión ‘parar bolas’. ¿Cuál es su origen? Alberto Acosta Manzur, B/quilla

Donde más se emplea esta locución es en los países continentales e insulares del Caribe hispanohablante, en los que el béisbol es popular y, en la mayoría de ellos, deporte nacional. Significa poner atención a las palabras de alguien o al mensaje que alguna situación particular nos transmite. En ella, ‘parar’ es acortamiento de ‘aparar’ o coger en el aire –con las manos, con una tela, con un guante– uno o más objetos, como una bola de béisbol, las sorpresas de una piñata o, digamos, algo que se pide a quien está sentado más allá. Así como en el fútbol hay recogebolas, que no son jugadores, en el béisbol hay ‘aparabolas’, que son todos los jugadores, quienes usan manillas o guantes para atrapar las pelotas que batean los rivales o que les son lanzadas. Además, hay uno que se encarga de aparar las bolas que le tira un pícher cuando sale a calentar a un costado del campo. Parar bolas también se usa mucho con el sentido de oír los requiebros amorosos de una persona.

¿Es cierto que no es correcto empezar una carta con la locución ‘señor don’? Ismael Toro, B/quilla

Hay locuciones que la autoridades lingüísticas admiten, como, por ejemplo, ‘buenos días’, empleada en muchas áreas hispánicas más que ‘buen día’, que en sentido estricto sería lo correcto. Esto mismo pasa con ‘señor don’, hoy casi un anacronismo, pero que en el decurso del tiempo se ha usado mucho pese a que encierra un pleonasmo o repetición innecesaria, ya que ‘don’ es apócope de la palabra latina dominus, que traduce ‘señor’. Por eso, cuando decimos ‘señor don’ estamos diciendo ‘señor señor’. Como las palabras ‘señor’ y ‘don’ denotan respeto, basta con emplear una de ellas. Por lo general, ‘don’ o ‘señor’ se anteponen al nombre, y ‘señor’ al apellido. Si alguien se llama José Paz, puede encabezarse la carta escribiendo don José o don José Paz o señor José o señor José Paz o señor Paz, pero nunca don Paz. No obstante, este último tratamiento es frecuente en áreas rurales.

¿De dónde proviene el dicho “lo supe por el correo de las brujas”? Joaquín Hernández Fuentes, El Carmen de Bolívar

En el imaginario popular, las brujas, que viajan en escobas voladoras, prestan un servicio de correo sui géneris, pues, además de sigiloso, es clandestino. Se caracteriza por el envío de documentos o cargas internacionales, pequeñas o grandes, sin inspecciones aduaneras ni pago de impuestos: “Por el correo de las brujas, la mercancía me llegó pronto e intacta”. También se refiere a noticias, chismes o habladurías que se dan en círculos de conocidos, que se difunden con rapidez que nadie se explica, habida cuenta de que quienes oyen el rumor han sido advertidos de que a nadie deben contarlo porque es un secreto: “Van a reducir la nómina de la empresa”. Con frecuencia, el correo de las brujas arrastra mentiras y hasta calumnias: “Eva le está poniendo los cachos a Adán”.

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