Flaco favor le está haciendo al presidente Duque el apoyo ciego al gobierno cuando se minimiza la serie de errores que ha venido cometiendo en asuntos graves. Por el contrario, mucho ayudaría si se identifica dónde están las grandes falencias de esta administración. Pero al leer las columnas de algunos de sus alfiles su actitud es encontrar las fallas en los demás. Ahora resulta que la Ley de Financiamiento, el último fracaso, es culpa de Juan Manuel Santos y de sus fichas en la Corte Constitucional y no de omisiones muy serias de su equipo que desconoció los trámites que son demandas para asegurar democracia. Así lo dijo claramente la Corte. Esta falta de objetividad en los análisis interesados es un problema muy serio porque además de polarizar aún más a este país ya suficientemente dividido, dilata algo que hoy es fundamental: la evaluación crítica al interior de esta administración.

No puede atribuirse simplemente a la mala leche de opositores todos los escándalos que deterioran la imagen del gobierno no solo al interior del país sino internacionalmente. Es necesario reconocer donde están los problemas no para acusar sino para remediarlos. El presidente Duque está en todas partes; asiste a todos los foros a los que lo invitan. Sin embargo, aunque no lo crea su equipo, es mejor excusarse y concentrarse en temas críticos para evitar fallas que tienen un altísimo costo político y además afectan al país. De nuevo se vuelve a un tema que se le ha dicho mil veces al Presidente: por favor, determine prioridades porque si no la agenda se le vuelve inmanejable.

Otro punto crítico cada vez más evidente es la debilidad de su equipo; la inmadurez de muchos asesores sin experiencia y las falencias de ministros que han demostrado que no basta con ser buenos técnicos si no se tiene un mínimo manejo político. Pero la convicción del presidente Duque de que es un indicador de fortaleza mantener a toda costa su gabinete, le está saliendo muy caro al Gobierno y por ende al país. Inclusive, quienes votaron por el actual mandatario hoy sienten que es necesario que se hagan grandes ajustes en su equipo y en los procedimientos para evitar nuevas crisis.

Es importante señalar que el hecho de tener el respaldo del Centro Democrático, cuyo jefe tiene tanto poder, y de contar con un apoyo nunca visto antes del sector empresarial y sus respectivos gremios, ha convencido al equipo de Gobierno equivocadamente de que todo lo puede, de que no existen límites. Eso pudo haber pasado con la Ley de Financiamiento. Pero resulta que en Colombia todavía existe una institucionalidad que se hace sentir y ejerce cuando se incumplen normas fundamentales.

Antes de que se descarte esta y las numerosas columnas que se están escribiendo en el mismo sentido, es bueno decirle explícitamente al presidente Duque que el país esta preocupado, porque si al Gobierno le va mal también le va mal al país. Pilas, señor Presidente, porque el tiempo es oro.

cecilia@cecilialopez.com