Cuando la desgracia ajena se convierte en chiste, ¿en qué nos convertimos los seres humanos? La angustiante realidad de los afganos nos ha entregado en las últimas semanas una muestra fehaciente de lo vulnerables que somos como especie, pero también de la levedad con que la vida transcurre cuando cualquier rastro de compasión que se tenga se extravía tan veloz como fútilmente ante la necesidad (o necedad) de buscarle gracia a todo cuanto existe. Y en esta república, más boba que independiente, sí que hay gente necia.

Resulta tanto más que paradójico pensar que en Colombia, que ocupa en el mundo el primer lugar en desplazamiento forzoso interno -con más de 8 millones de víctimas-, el anuncio de la llegada de 4.000 refugiados afganos al país se traduzca en la creación y difusión de arbitrarios memes y videos que apocan aún más la existencia de quienes, de seguro, aterrizarán en esta “pluriétnica y multicultural” nación con no más que la misma esquirla de dignidad con la que lograron salir de Afganistán.

Desde que el pasado 14 de agosto comenzara la operación humanitaria de evacuación en Kabul, cerca de 105 mil personas han huido del extremista y despiadado régimen talibán. Hace unos días el atentado perpetrado por ISIS-K, rama afgana de la red terrorista Estado Islámico, dejó más de 180 fallecidos y cerca de 200 heridos en el aeropuerto de Kabul, el cual se ha convertido en escenario de hechos dantescos que al parecer no terminan de tocarle el corazón ni la consciencia a aquellos que difunden supuestos chistes, que de fondo no expresan más que xenofobia, misoginia e ignorancia.

Cierto es que “la ignorancia es atrevida”. Tanto, que no precisa de espacio ni de tiempo para pensar con sensatez en qué hay más allá de algo que aparenta ser gracioso porque le produce risa a más de uno. Según el más reciente reporte de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, en los primeros seis meses de este año casi 45 mil colombianos fueron desplazados. Ante la realidad de nuestro sufrido país, quiero pensar que todos los que de cierta forma se han burlado de la desgracia afgana lo han hecho en calidad de ignorantes, no de indolentes.

Memes como los que sugieren la llegada de afganas a Colombia como una gran oportunidad para que los hombres “se hagan” a más de una de estas criaturas “sumisas, obedientes, fieles y hogareñas”, no solo son desproporcionados, sino también ofensivos e irrespetuosos. En El gen egoísta, Richard Dawkins expuso por primera vez el concepto ‘meme’ a partir de la palabra griega mimeme, que significa «aquello que es imitado». Susan Blackmore, autora de La máquina de los memes, dice que estos nos utilizan como máquinas copiadoras y propagadoras, porque son en sí mismos replicadores de la realidad. Desde esa óptica, ¿cuál es entonces la realidad que queremos replicar?

Difundir memes que hagan apología a la violencia, al machismo, al racismo o a cualquier otro tipo de segregación es también una forma de destruir lo que nos hace humanos. Que lo que practiquemos no sea una memética de la ignorancia y de la indolencia, sino más bien una cultura de amor al prójimo desde el entendimiento de la realidad.

@cataredacta