Es realmente extraño ver como estas dos “contradicciones” se han apoderado de las corrientes políticas, las ideas de gobiernos, las creencias del pueblo, de las industrias nuevas y las tradicionales y ha venido causando cierto caos mundial, generando dos bandos diferentes que a su vez nos mantiene polarizados, en conflicto y no nos permiten ver la situación desde una perspectiva más realista.

Sinceramente, hace unos años el cambio climático era para mi el principal objeto de preocupación por los daños que podía causar en la humanidad, la infraestructura y el modo de vida. Sin embargo, hay otro problema mucho más complejo y poco divulgado, tanto, que ni siquiera está pensado en la mayoría de los planes de transición del mundo y menos en América latina. El planeta tiene límites, nuestros recursos naturales como los minerales, necesarios para construir todo lo que tenemos a nuestro alrededor, incluyendo la infraestructura para la transición energética son recursos finitos, es decir, se van acabar. Por otro lado, nuestro principal recurso energético en el mundo con el que movemos absolutamente todo, desde las fábricas, el transporte, la producción de alimentos, de equipos y tecnologías para la salud, etc. “los combustibles fósiles” también son finitos, también se acaban. En ese sentido tenemos un problema mayúsculo, al que se le ha propuesto como solución “el decrecimiento”. He aquí donde encontramos la mayor división de pensamientos o más bien, donde crucificamos duramente a quien lo defienda o lo critique, por eso quiero enviar estos dos mensajes, uno para cada línea de pensamiento.

Decrecimiento si: Los límites del planeta nos ponen un freno y nos dicen no habrá más recursos, toca decrecer, pero, el decrecimiento debe estar acompañado de profundos cambios sociales y no me refiero a cuestiones políticas o reglamentaciones, sino a nuestro modo de vida, cambios culturales, cambios de los hábitos de consumo, estrategias para disminuir la taza de natalidad y llevar en el tiempo a una reducción demográfica. El problema es que estos son cambios generacionales, porque el decrecimiento es más dependiente de cambios culturales de la sociedad humana que de cualquier tecnología.

Decrecimiento no: Es imposible crecer infinitamente, no porque el cambio climático nos va a extinguir, sino porque nuestro planeta tiene límites y esos recursos limitados son los responsables de nuestra calidad de vida actual. Pretender una economía de consumo sin fin no es realista, aunque todos quisieran (por la misma naturaleza humana). Sin embargo, en el presente y futuro inmediato es necesario suplir necesidades con recursos no renovables.

Finalmente, a mi modo de ver, cada postura tiene razón, solo que, en temporalidades diferentes, los del no deben encargarse de este presente sin desconocer lo que se viene, mientras los del sí deben encargarse de nuestro futuro, entendiendo, que en la inmediatez no somos socialmente capaces de decrecer, afortunadamente aún estamos a tiempo de trabajar en conjunto.

*Profesor facultad de ingeniería – Universidad del Área Andina Valledupar