La seguridad energética es un pilar fundamental para el país, es ese niño indefenso que debemos cuidar a como de lugar. La seguridad energética se debe analizar sobre dos ejes principales, la producción y la transmisión de energía, ambas dependientes entre sí en términos de satisfacer la demanda nacional creciente.
El mayor enfoque, por lo menos cuando se habla de transición energética, es la producción de energía. Colombia aumenta su consumo energético año a año, lo que nos obliga a tener que producir más energía y más aún si tenemos periodos niños donde el consumo se incrementa en espacios de tiempos más corto. A pesar de esto, aún no estamos teniendo problemas de desabastecimiento energético, puesto nuestras hidroeléctricas están produciendo y en épocas de sequía las termoeléctricas suplen ese hueco energético. Pero, si hacemos la transformación energética e impulsamos la energía solar y eólica para reemplazar los combustibles fósiles las cosas cambian, ya la seguridad de producción de energía va a estar sujeta la capacidad económica, de negociación o de mercado que tenga el país de importar paneles solares o aerogeneradores tanto para la producción de hoy como para cuando terminen sus ciclos de vida y tengamos que volver a instalar toda esa infraestructura (eso es más o menos cada 20 a 30 años). La seguridad en la producción de energía también está sujeta a la producción de minerales estratégicos para construir estos equipos, además, de tecnología de punta en eficiencia de uso de minerales, eficiencia energética, reciclaje de esas materias primas y fabricación de equipos. De los anteriores puntos, Colombia no cuenta con ninguno de manera potencial, y como cereza del pastel, estamos desincentivando la extracción minera con muchos proyectos frenados y políticas ¨antiextractivistas¨ cómo los hacen llamar. Como conclusión, nuestra seguridad energética está en un riesgo alto de desabastecimiento en el largo plazo con la transición energética como está planeada actualmente.
Por otra parte, si hablamos de transmisión y distribución de energía viene otra problemática, Colombia tiene redes eléctricas muy ineficientes y que no tendrían la capacidad de llevar la cantidad de energía requerida para la creciente demanda, de allí que la operadora del sistema interconectado nacional XM anuncie riesgos de apagones. Como hablamos al principio, tanto la producción como la transmisión de energía son dependientes entre sí, de nada me sirve producir excedentes de energía si no tengo como llevárselo al consumidor, esto es como comprar un Ferrari para viajar por las trochas del país. La estrategia de transición energética debe tener un componente más agresivo en capacidad de transmisión de la energía, recordemos que la transición energética no solo es producir la energía que consume Colombia hoy, sino, la que va a consumir en los años venideros y que se está incrementando rápidamente en el tiempo. Como conclusión, el país pone en riesgo la confiabilidad en el abastecimiento de energía en el mediano y largo plazo.