Según un informe de la Organización Panamericana de la salud OPS, en las Américas, durante el 2024, semanas 1-12, van unos 4 millones de casos sospechosos de dengue, con un aumento de un 304 % en relación con el 2023, considerando que estamos en riesgo alto en todo el mundo. Con el aumento notorio de la aparición de mosquitos en todas partes, estos, se presentan, en una importante proporción, como transmisores de enfermedades siendo el animal más letal para el ser humano. Por informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se le atribuye la muerte de más de 1 millón de personas cada año. No mata a las personas en forma directa, sino que, participa como un transmisor o vector, de un importante grupo de enfermedades, en ocasiones, a partir de huéspedes iniciales, personas, o animales.

El dengue se encuentra entre las enfermedades virales, como el más frecuente de transmisión por mosquitos, por encima de la fiebre chikungunya, la fiebre por el virus del Zika, la fiebre amarilla, la fiebre del Nilo Occidental, la encefalitis japonesa, el Oropuche y el Mayaro. Para que un mosquito de dichas especies transmita estas enfermedades, a través de una picadura, debe haberse infectado previamente, al picar a una persona o un animal con alguna de estas enfermedades.

Este año, el dengue continúa representando una preocupación significativa para varios países de América Latina. Ya se informaron 1.858 muertes en el continente americano, y la cifra está a punto de superar la cantidad total de muertes registradas el año pasado, 2.418. (OPS).

Existen otros virus transmitidos por mosquitos, menos comunes como el de Oropuche y Mayaro. Según el Director Nacional del Instituto Nacional de Salud, Giovanny Rubiano García, “las medidas para la prevención y el control de la infección causada por el virus de Oropouche se mantienen y, están vinculadas a la vigilancia y acciones de prevención que usamos actualmente para el control del dengue”. Los síntomas de la infección transmitida por mosquitos, en general, pueden ser similares a los del dengue, haciendo necesaria una vigilancia permanente de los casos, por el temor de las formas graves o complicadas.

El incremento en la presencia de mosquitos aumenta el riesgo de casos, en forma de brotes, o epidemias, incluyendo poblaciones más débiles, niños, embarazadas, personas con disminución de defensas o de la tercera edad. Las lluvias y el mal manejo de las aguas, aumentan la presencia de los mosquitos, en climas cálidos, al permitir la mayor presencia de larvas, lo que convierte la desaparición de aguas estancadas o almacenadas en la medida más importante de control del mosquito, diferente a la de la fumigación de menor efectividad, cuando las lluvias, desaparecen los insecticidas.

La lucha contra el mosquito, es de todos, cumpliendo las medidas para su control, y evitar su picadura, la vuelve exitosa. La educación es clave, en todos los niveles y debe provenir de las autoridades y personal formado y experto.

Sirve usar ropa adecuada, pantalones y camisas con mangas largas, para disminuir las picaduras. Cerrar la entrada al mosquito, principalmente en las horas tempranas, o final de las tardes, cuando es más frecuente la búsqueda de su alimentación y su picadura. Usar repelentes e insecticidas, en forma prudente.

Lo importante de reconocer al mosquito como un enemigo, es enfrentar conjuntamente con las autoridades de salud, una lucha que ayude, a disminuir su aparición y daños permanentes.