Lo destacable de la pandemia, ha dejado ver el avance de la ciencia, a nivel clínico y molecular. Con los nuevos conocimientos se han definido la obligación urgente de intervenir el comportamiento de las personas, su movilidad y la disminución de los contactos, el aumento de los cuidados a las personas con mayor riesgo con el incremento de la solidaridad familiar y comunitaria, observándose un reconocimiento mundial a la salud pública. Pensar no solo individualmente, sino en el bienestar de los demás, dar más a los que no tienen, entendiendo que la enfermedad y la salud nos llegan a todos. Se incrementan los valores espirituales sobre los materiales
Preservar la vida como lo más importante de la existencia, con un alto obligado en el camino para la reflexión, con el renacimiento de las buenas costumbres y comportamientos higiénico-sanitarios, destacándose el lavado de manos, y las etiquetas de la tos y el estornudo. La limpieza de áreas, superficies y objetos ojalá se vuelva una obligación permanente para el beneficio y mejor control de enfermedades transmisibles. Importante el mejoramiento en los conocimientos en salud con la participación de gobernantes, líderes y una gran cantidad de ciudadanos, alrededor de los conocimientos médicos actualizados, con mayor participación de los gremios, comerciantes, políticos y en general de casi todos los componentes de las comunidades, para el apoyo en las decisiones y nuevos ordenamientos.
Se ha dado una gran mejoría en tiempo récord de la atención médica, preparación de personal, instalaciones hospitalarias, dotación, principalmente en áreas de cuidados intensivos. Aunque en forma defectuosa la respuesta de algunas EAPB o EPS se ha venido dando, para la atención de tipo ambulatorio, se esperan intensas modificaciones para el futuro.
A pesar de algunas medidas controvertidas, el país muestra algunos indicadores de que la pandemia ha entrado en una disminución en las ciudades en donde inicialmente venía causando más daños. Disminución en fallecimientos, aunque todavía en el número de contagios persiste y crece en algunas poblaciones.
El deseo de la reactivación de actividades no parece esperar, por los enormes daños económicos y psicológicos se teme que como ha sucedido en otros países, la falta de autocuidado y el no cumplimiento de las normas nos podría llevar a una fase de regresión a la epidemia, de ahí que lo más importante de lo bueno es reiniciar actividades con el cumplimiento de las normas. Preservar un sistema de salud armado por la urgencia, distanciamiento social, cercos epidemiológicos en sectores con crecimiento, reforzar las ciudades que no están debidamente fortalecidas, y contar con la esperanza de una vacuna en cuya fase de avanzada debemos participar.
Reconocer que han sido los trabajadores de la salud los héroes de esta pandemia crea méritos para que al fin su trabajo sea recompensado en forma digna.
Las críticas y errores cometidos deben ser clarificados y corregidos para no volver a cometerlos, evaluarlos es una obligación para orientar el camino de desastres de la COVID-19.